El recuerdo del terremoto que sacudió a la Ciudad de México y seis estados el 19 de septiembre de 2017 genera estrés, y quienes padecieron el fenómeno natural lo reviven y generan imágenes fatídicas, señaló la académica del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana, Laura Cecín Vázquez.

Sin embargo, el problema no está en rememorar lo sucedido, sino en dejar que los pensamientos negativos invadan la cabeza, pues alteran la vida diaria de las personas, explicó.

En un comunicado, afirmó que cuando recordamos estos eventos el cuerpo activa de forma automática situaciones de lucha que provocan que la emoción invada la razón.

"Por eso, cuando recordamos situaciones como la ocurrida hace un año nos sentimos nerviosos, agitados, nos duele la cabeza, incluso hay quienes pueden llegar a tener eventos fisiológicos como náuseas”, explicó.

Ante esta situación, la psicóloga recomendó a las personas hacerse dueñas de sus pensamientos: si llega una imagen que revive un suceso negativo es necesario localizar ese pensamiento.

Señaló que una vez ubicado dicho pensamiento se tienen que hacer algunas preguntas: ¿por qué lo estoy pensando? y ¿para qué?

“Estas preguntas activarán el pensamiento y nos permitirán hacernos consientes de las incongruencias que este pensamiento negativo nos genera y de las fatalidades que nos llevan al mismo”, indicó.

Dijo que con ese ejercicio “ponemos un bloqueo entre nuestro pensamiento antes de que generen emoción, porque ésta es la que finalmente nos altera. Es decir, a través de la razón podemos romper con la ansiedad, el estrés y la angustia de hechos impactantes como el ocurrido hace un año”.

La especialista explicó que es un tema con el que siempre tendrán que lidiar quienes vivieron esos sucesos, por lo que recomendó a las personas observarse para llevar a cabo una reflexión, agudizar el pensamiento más evolutivo y evitar que la emoción se desborde y termine por controlarlas.

Recordar nos hace revivir y valorar situaciones como estar aquí, pero cuando esos recuerdos generan emociones que se apoderan del día a día y no nos permiten actuar de forma funcional no es normal.

“Todas las emociones son normales, siempre y cuando no afecten nuestro funcionamiento diario”, puntualizó.

bft

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