Sociedad

Prospera conservación del lobo mexicano

Nacen 4 crías silvestres en Chihuahua y 6 en parque de Edomex; con esta generación, población aumenta a 31 ejemplares

Nacen 4 crías silvestres en Chihuahua y 6 en parque de Edomex b Con esta generación, población aumenta a 31 ejemplares (ESPECIAL)
10/07/2017 |01:32
Redacción Querétaro
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En conjunto con la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) registró el nacimiento de cuatro crías de lobo gris mexicano en vida silvestre en Chihuahua. 

Los lobeznos (Canis lupus baileyi) cuentan tienen cerca de 10 semanas de edad; con este nacimiento se celebra la segunda generación de lobo mexicano nacido en vida silvestre en territorio nacional, lo que incrementa su población a 31 ejemplares.

A la par, añadió la Conanp en un comunicado, nacieron en cautiverio seis crías —cuatro machos y dos hembras— en el Parque Ecológico El Ocotal, perteneciente a la Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna en el Estado de México.

Estos ejemplares son posibles candidatos a ser liberados y su reproducción es producto de la cooperación binacional entre los gobiernos de México y Estados Unidos, liderada por la Conanp y en la que participan 52 centros de manejo y reproducción en cautiverio.

Cuidados

Entre los centros que participan en el programa se encuentra el Parque Ecológico El Ocotal, el cual cuenta con albergue especial para los lobos con una superficie aproximada de 5 mil 679.82 metros cuadrados y dos madrigueras artificiales con sistema de iluminación fotovoltaica.

Por ese motivo, el titular de la Conanp, Alejandro del Mazo Maza, junto con la directora general de Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna, Ana Sofía Manzur, recorrieron este parque para supervisar el programa y los cuidados de la subespecie.

“Este esquema permite establecer acciones de conservación y manejo del lobo gris mexicano y su hábitat, que garantizan el éxito de su permanencia en el ecosistema”, dijo el comisionado.

A finales de los años 70 se capturaron los últimos ejemplares de lobo mexicano en vida libre para iniciar la recuperación de la subespecie, a través del programa de manejo y reproducción en cautiverio.

Gracias a ello, la Conanp reintrodujo por primera vez un grupo familiar de lobos en 2011 en Sonora; en 2012, en Chihuahua, y a partir de ahí, cada año la Conanp lleva a cabo liberaciones exitosas de esta subespecie.

Cabe recordar que el lobo gris mexicano es una de las más pequeñas subespecies del lobo.

En 1976 fue declarado una subespecie amenazada y su situación empeoró hasta el grado de estar clasificado como extinto en estado salvaje (EW), lo que significaba que no quedaba ningún ejemplar en libertad.

Gracias a los esfuerzos que también se realizan en Estados Unidos para la recuperación de la especie a partir de ejemplares nacidos y criados en cautiverio —además de los 31 lobos que en México ya se encuentran en vida silvestre— en 2015 se tenían contabilizados 97 lobos: 50 en Arizona y 47 en Nuevo México a lo largo de la “Blue Range Wolf Recovery Area (BRWRA)”, según datos del Servicio de Pesca y Vida Salvaje de Estados Unidos.

Además, hay más de 300 ejemplares albergados en Centros de Conservación y Zoológicos de Estados Unidos y México, de acuerdo con el Programa de Acción para la Conservación de la Especie (PACE).

Características

La longitud del lobo mexicano es de aproximadamente 1.35 metros. Su peso varía de los 27 hasta los 45 kilogramos.

Es un animal de hábitos nocturnos, y como norma general en los lobos viven en manadas formadas por cinco y hasta 12 ejemplares.

En estos grupos sólo hay una pareja alfa de lobos que se reproduce. Dan a luz a un promedio de cuatro a seis cachorros en abril o mayo.

Su esperanza de vida es de ocho a 13 años en estado salvaje y de 12 a 15 años en cautividad.

Su pelaje es de color gris, a veces con un tinte rojizo.

Se alimentan principalmente de alces, ciervos, pecaríes (una especie de cerdo silvestre), conejos y roedores.

Desde principios del siglo XX, debido a la disminución de sus presas naturales —como los ciervos—, se vieron obligados a atacar al ganado para sobrevivir, lo que produjo campañas de exterminio por parte de agencias gubernamentales de Estados Unidos, así como la caza desmedida de ganaderos mexicanos.