La globalidad es entendida por el hecho de que ningún país puede vivir al margen de los demás; así, hoy en día los Estados se relacionan entre sí, haciendo a un lado las fronteras y los sistemas políticos de gobierno. Esta globalización se ve reflejada en ámbitos como la información, ecología, economía, cultura y el deporte, entre otros.

El futbol profesional, como deporte y negocio, no se puede sustraer de esta visión, que en Europa es donde principalmente se han roto las barreras de las fronteras y también los sistemas de gobierno. Hoy los equipos que participan en las principales ligas del Viejo Continente, que son las más competitivas del mundo, no tienen límites para registrar a número de jugadores no nacidos en alguno de esos países.

En la Unión Europea, los jugadores con nacionalidad de cualquier país que integra este bloque, se pueden mover en cualquier punto del Viejo Continente y no ocupan plaza de extranjeros. Se participa con la figura de comunitario.

Mucho ha sido el debate en torno a la figura de los comunitarios en el futbol, debido a que se asegura que son jugadores que tapan el desarrollo de los nuevos valores en cada país. Colocan como ejemplo lo que pasa en la Liga Premier inglesa, donde la gran mayoría de los jugadores provienen de otros países y no ocupan plazas de extranjeros. El resultado de esta política, dicen los críticos, es que desde 1966, cuando se adjudicó la Copa del Mundo celebrada en su país, la selección de Inglaterra no ha podido ganar nada importante.

En cambio, los equipos de la Liga Premier inglesa, plagados de estrellas, en su gran mayoría nacidos en países europeos y africanos que ocupan pasaporte comunitario, entre ellos Manchester United y Chelsea, han ganado el torneo de clubes más competitivo del mundo la Champions League.

En México, el tema también se presta mucho a la discusión. Las voces de jugadores, entrenadores, una gran parte de periodistas y analistas coinciden en señalar que es exagerado el número de futbolistas extranjeros que se registran cada torneo. Entre no nacidos en nuestro país, con carta de naturalización y jugadores con pasaporte extranjero, cada vez, dicen los críticos es más difícil que aparezcan nuevos valores en las canteras, que a futuro puedan alimentar al seleccionado nacional.

En nuestra liga, la mexicana, ha entrado en vigor la llamada regla 10/8, que permite que los clubes pueden contratar, si así lo desean, a cualquier número de extranjeros y naturalizados siempre y cuando en su lista de 18 elementos para cada partido estén inscritos ocho que hayan sido registrados en el futbol nacional antes de los 18 años y acreditado en ese entonces la nacionalidad mexicana.

De esta forma, al momento de un partido se permite que hasta 10 jugadores no nacidos en México puedan alinear al mismo tiempo.

Lo único que me dice esta nueva regla, es que los directivos del futbol son hombres de negocios que se mueven en un mundo global y que no tienen miedo de arriesgar su dinero.

Los extranjeros, en mi opinión, son bienvenidos, sin imponer límite su número, siempre y cuando cumplan con un requisito: calidad, que contribuya a brindar un verdadero espectáculo profesional, por el que los aficionados pagan un boleto y las empresas le pagan a los equipo un patrocinio.

No le tengamos miedo a los extranjeros, incluso en la selección. Recordemos que hoy en día las selecciones nacionales más importantes han sido campeonas del mundo con jugadores extranjeros en sus filas; uno de esos casos es el de Mauro Camoranesi, ex futbolista argentino, que además de jugar en México para Santos y Cruz Azul, lo hizo para el Hellas Verona y Juventus de Italia, después se nacionalizó italiano, formó parte del equipo nacional de este país en el Mundial de 2006 celebrado en Alemania y se coronó campeón con este histórico equipo.

El ejemplo citado demuestra que los extranjeros rinden a cualquier nivel, e insisto, no importa la cantidad, siempre y cuando se traigan jugadores de calidad.

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