“Muchos alcaldes no tienen idea y otros ni el interés de gestionar o aplicar los recursos que provee la Cruzada contra el Hambre. Esa es una de las principales razones del fracaso de esa estrategia en la entidad”, dice Rubén Lugo, maestro universitario y activista político del municipio de San Juan del Río, quien lleva 15 años trabajando en proyectos de desarrollo social en las comunidades queretanas.

–Pero a los alcaldes les convendría jalar esos recursos, ¿no? –se le pregunta y él responde:

–Les convendría, pero no le saben. Se los majean en la federación, en el gobierno estatal o alcaldes más vivos. No tienen equipos técnicos o con capacidad de diseccionar esa cruzada, que de hecho es difusa y a veces ni en la Sedesol la entienden a fondo, más allá de la demagogia para la que fue creada: el relumbrón para [Enrique] Peña Nieto.

“El caso es que los recursos se desperdician en tonterías, en vez de aplicarse en cosas que tuvieran un verdadero impacto contra la pobreza”, sostiene el académico sanjuanense.

Para poder explicar lo que define como “impericia” de los alcaldes, Rubén Lugo cita el caso de San Juan del Río, que hace poco fue gobernado por un presidente municipal priísta (Fabián Pineda) y ahora tiene uno panista (Guillermo Vega).

–Ambos han fallado con la Cruzada: Pineda, priísta a quien le tocó el lanzamiento de ese plan, no aplicó prácticamente ningún recurso, salvo algún parque, cosas sencillas que no lo sacaban de su confort.

“Y por ese camino va [Guillerno]Memo Vega, quien ya olvidó que cuando él era diputado, quería que esa Cruzada se aplicara en toda la entidad”, sostiene.

“Para darte un ejemplo, me tocó saber de un proyecto para beneficiar a comunidades indígenas, que si bien son pocas en SJR, le hubiera traído buenos recursos para beneficiar a la gente pobre. Pero no supo, no entendió y lo dejó ir”, añade el activista.

“Y podría pasarme el día dándote otros ejemplos”, concluye Lugo.

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