Con ventas que van desde 10 mil, en promedio, hasta más de 100 mil pesos, cuando se trata de lápidas de una sola pieza, marmoleros de Vizarrón hacen “su agosto” en los meses previos a noviembre, temporada que las personas aprovechan para embellecer las tumbas de sus difuntos.

“En gustos se rompen géneros”, advierte Francisco, artesano de la localidad que desde niño ha trabajado el mármol. Francisco atiende el negocio familiar en el acceso que conduce al jardín principal de Vizarrón. El artesano refiere que desde principios de septiembre hasta finales de octubre, las personas buscan arreglar las tumbas de sus seres queridos.

Explica que en cuestión de lápidas la gente normalmente busca laminados naturales que complementan con adornos como cruces, libros, floreros, figuras de santos y nichos; refiere que dependiendo del material, acabados y complementos, los clientes llegan a invertir hasta 120 mil pesos o más en la decoración de una tumba.

“El precio depende mucho del material y del lugar donde se vaya a colocar. Por ejemplo, ésta (señala una tumba) es de granito natural, que es más caro. La básica por lo regular anda entre 10 mil u 11 mil pesos, y de ahí va aumentando el costo dependiendo de lo que le agreguen; ya sea algún nicho, imagen o todo lo que se le quiera agregar”, dice Francisco.

El experto en el marmoleo indica que por lo regular las personas adquieren material laminado, alguna cruz y un libro con su respectivo pensamiento, el nombre de la persona, la fecha en que nació, murió y quizá un par de jarrones. “Muchas veces le llegan a poner nichos demasiado altos o imágenes muy grandes, digamos de un metro y medio. Hay muchas variantes”.

El servicio se ofrece completo, con el material ya instalado. En este sentido, se maneja un precio para las solicitudes de compra que se realizan al interior del estado y cuando se debe trasladar el material a alguna otra entidad el precio sube en función del transporte y el movimiento de gente.

Si bien la mayoría de las ventas se registra en Querétaro, desde Vizarrón se coloca mármol en estados vecinos como Guanajuato, San Luis Potosí, el Estado de México y la Ciudad de México. El material proveniente de la localidad llega a prácticamente toda la República Mexicana.

Francisco señala que una tumba sencilla, con el material a disposición, puede estar lista en una semana, con la participación de 4 o 5 marmoleros. Los principales mármoles que se dan en la zona son el denominado blanco Querétaro, el negro Querétaro y el amarillo Querétaro; de éstos el más solicitado es el blanco.

“No hace mucho se fueron unos muchachos a instalar material a Italia porque a unas personas que venían de allá les gustó el blanco Querétaro”, comenta Fidel Martínez, otro artesano dedicado a este noble oficio.

Encontramos a Fidel en uno de los panteones del pueblo al tiempo que instalaba una tumba de cuatro niveles que incluirá un libro, dos floreros, una jardinera y una cruz, material por el cual los clientes pagarán cerca de 40 mil pesos. Fidel y Francisco coinciden al referir que si alguna pieza de mármol cuesta en algún otro sitio, por ejemplo 2 mil pesos, ésta se puede conseguir en Vizarrón hasta en mil, es decir, 50% menos del costo que tiene la piedra en otros lugares.

Además de lápidas en Vizarrón se pueden encontrar todo tipo de artículos: pisos, cubiertas para cocina, caballos, lavabos, comedores, columnas, acabados decorativos, artesanías, recuerdos. “Ahorita lo que más se ha vendido por lo del Día de Muertos son las tumbas, pero en diciembre y enero vendemos mucho lo que son comedores”, refiere Francisco.

Fuente de empleo

La extracción y tratamiento del mármol representa una de las principales fuentes de trabajo para las personas que viven en Vizarrón, pues gran parte de la población depende de esta actividad. Francisco estima que a diario salen de la localidad alrededor de tres mil toneladas de mármol.

Desde el centro del poblado, enclavado en el semidesierto queretano, se alcanzan a ver los yacimientos de este material que en forma de mancha blanca se muestra entre la serranía que cobija al lugar. Alfredo Maqueda, productor, comenta que si bien no todas las personas se dedican directamente al trabajo con mármol muchos se emplean en actividades que indirectamente se relacionan con la piedra. La circunstancia ha generado que en la región haya poca migración de personas hacia Estados Unidos.

En uno de los talleres, envuelto en una capa de polvo blanco y empeñado en terminar las columnas de lo que será un nicho, nos encontramos con Ricardo, quien desde hace alrededor de cuatro años se emplea como artesano. Aprendió el oficio a partir de otras personas que le fueron enseñando a usar la maquinaria y darle forma a la piedra. Antes de dedicarse al mármol, Ricardo se ocupaba en trabajos de albañilería, empaque de bultos y por jornales. “Fui viendo cómo le hacían los otros y día con día va avanzando uno más en el trabajo. Este está un poquito más descansado y es un poco más pagado”, comenta. De acuerdo con Ricardo, el oficio exige dominar todas las medidas posibles para no cometer errores.

Incorporación de tecnología, el reto

Para los artesanos de Vizarrón estar al día en tecnología que les permita manipular la piedra representa un verdadero reto.

En este sentido, se reconoce a la ciudad de Torreón como puntero en tecnología de maquinaria, por lo que artesanos de Vizarrón suelen organizarse para que gente de Torreón les capaciten en la mejora de procesos.

“Allá tienen años trabajando el hilo adiamantado. Nosotros para capacitarnos traemos gente de allá. Pedimos gente de Torreón para cortar con hilo adiamantado”, refiere Alfredo. El productor comenta que anteriormente y, aún hoy en día, en algunos bancos se continúa extrayendo el mármol a barrenación, proceso mediante el cual se truena y se saca el material.

“Ahorita nosotros somos de los pocos que estamos sacando el material con hilo adiamantado, lo que es mucho más rápido y el material se aprovecha más. Aquí la ventaja más grande es que, por decir, un lingote de 50 metros cúbicos se tira en dos o tres semanas. Nosotros aprovechamos 90% del lingote y los otros que lo truenan aprovechan un 30%”, explica.

Con el paso de los años, los marmoleros se han encontrado con que la gente ya no busca tanto lo atractivo de la piedra, sino materiales de decoración que sean mucho más baratos.

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