Querétaro ocupó este año el segundo lugar de casos de influenza en el país, a penas por debajo de Nuevo León, con poco más de una treintena de fallecimientos.
Esto puede atribuírsele a que la gente ya no toma en serio las campañas de vacunación.
“Hemos tenido alrededor de 180 casos de influenza tipo A, estacional no grave, tenemos medicamento. Nos ha ido bien este año comparado con los años pasados, pero sí detectamos que la población cada vez acude menos, confiándose, olvidando la epidemia que pasó en 2009.
“Ha habido fallecimientos en Seseq, en el Instituto Mexicano del Seguro Soscial (IMSS), pero no en Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Tuvimos un H1N1 que se manejó en casa, y hospitalizados sólo dos que fueron dados de alta”, aseguró el delegado del ISSSTE.
Por ello dijo que la invitación es que a partir de septiembre de este año se vacunen las personas.
“Después de la epidemia de 2009 se bajó la guardia, porque las personas no saben estornudar, toser, lavarnos las manos, como nos enseñaron; el programa de vacunación institucional es muy intenso, nos juntamos el sector salud en Querétaro está muy unido, pero se han vacunado menos personas porque no van. Hay que reforzar eso, a través de medios. La gente es escéptica a veces, piensa que no le puede tocar”, aseguró Sergio Blanca.
Prevención para la población más vulnerable. La vacuna contra la influenza está dirigida principalmente a los siguientes grupos: niños y niñas de 6 a 59 meses de edad, adultos mayores de 60 años, embarazadas en cualquier trimestre del embarazo, así como personal de salud.
Además de pacientes fuera de estos grupos de edad con las siguientes afecciones: asma, enfermedades pulmonares crónicas, cardiopatías, cáncer, hemoglobinopatías, problemas renales crónicos, diabetes mellitus, obesidad mórbida, artritis, y a personas que viven con VIH.