La culpa de las inundaciones en Querétaro la tuvo su fundador.

Al menos así lo ve el cronista Andrés Garrido del Toral. Desde su fundación, en la ciudad había una acequia madre que cruzaba lo que hoy es avenida Juárez y duró dos siglos hasta que se secó, lo que obligó a construir los arcos para traer agua.

Esa misma historia de lagos que terminaron por secarse se repite en varios puntos de Querétaro. Lo que hoy es la zona metropolitana era lacustre, es decir, estaba llena de lagos y al igual que la Ciudad de México, “se fueron disecando para crecer la mancha urbana”.

“Desde ahí estamos mal”, dice el cronista al recordar diversas inundaciones de Querétaro, una de las más fuertes es la de 1912 y de ahí a la fecha, las inundaciones son recurrentes.

Igual que a Tenochtitlán, a la ciudad “la fundaron donde no debían”. El pueblo inicialmente estaba en La Cañada y luego se cambió al cerro de Carretas en 1537, para después llegar a la zona que hoy es el centro de la ciudad, en 1550.

“Había una acequia madre en lo que hoy es Juárez, en esquina con Universidad, cruzaba todo Juárez, llegaba a Zaragoza, se perdía en El Carrizal y de ahí a El Pueblito, esa acequia madre duró dos siglos, hasta que se secó y tuvieron que construirse los arcos”, narra el cronista.

Garrido señala que antes de la fundación de la ciudad había una laguna que llegaba del cerro del Cimatario hasta Guanajuato, “la que encontró Conín donde hoy es Palmas, Valle Alameda, la colonia Cimatario, es poco comparado con lo que había un poco antes, esta zona siempre fue lacustre, igual que en la Ciudad de México los fueron secando para que creciera la mancha urbana o para utilizarlos en agricultura”.

Una de las grandes inundaciones se presentó en 1912, cuando el río Querétaro se desbordó por completo, en la zona de la vieja estación, que en aquella época era nueva. Luego hubo varias inundaciones memorables, como la de septiembre de 1985, cuando otra vez se desbordó el río y el agua llegó hasta El Retablo, donde “un borrachito no pudo mantener el equilibrio y murió ahogado, en la parte baja de un auto quedó atorado”.

La historia se repitió en octubre de 1986, cuando se inundaron la colonia Palmas y el fraccionamiento Panamericano, para luego en 1991 estuvo a punto de desbordarse el bordo Benito Juárez.

Andrés Garrido recuerda particularmente este incidente porque era edil de Querétaro en esa fecha.

“Se nos inundó todo Carrillo Puerto, toda la zona del Tecnológico de Monterrey y si no actuamos con el Ejército hubiéramos lamentado la pérdida de miles de vidas humanas”.

La gente de esa época señaló que el eclipse de julio de 1991 fue la causa de las lluvias. El cronista recuerda que reconstruyó la ciudad con mil millones de pesos en aquella época.

A pesar de que los gobiernos invierten cantidades millonarias en cada administración para reducir los riesgos de inundaciones, con drenes, presas y todo tipo de infraestructura pluvial, Garrido del Toral advierte que el problema de origen es otro.

“La mancha urbana creció ganándole terreno a la tierra negra para reforzar los mantos freáticos, hemos llenado la ciudad de asfalto y entre gobiernos corruptos, constructores y fraccionadores corruptos e irresponsables, hemos creado una mancha urbana impresionante, a tal grado que no dejamos que el agua siga su camino y esto provoca las inundaciones y no se va a acabar con ninguna obra”, sostiene.

Considera que “nosotros (los queretanos), tuvimos la culpa, llenamos de fraccionamientos las presas, las repesas, toda la infraestructura que tenemos desde tiempos virreinales, las llenamos de asfalto”.

Con todos los problemas que enfrenta particularmente la zona metropolitana en cada temporada de lluvias, el cronista rescata que afortunadamente no hay pérdidas de vida, con excepción del borrachito del 85”.

“Ya después de si se murieron del susto o de diabetes es otra cosa, pero directamente solo este borrachito del 85, pero todos somos responsables”, reitera.

Como ejemplo, señala los cambios que se dieron en Europa donde “ya pasaron de moda las metrópolis, las megalópolis nunca, ahora se estila pequeñas ciudades donde todavía puedes vivir sin tráfico, sin camioneros, sin manifestantes, las grandes ciudades pasaron de moda, porque ahora las grandes ciudades en lugar de protegerte de los elementos de la naturaleza, ahora es tu principal enemigo el que está a tu lado”.

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