El temor a que un ducto de Petróleos Mexicanos pudiera explotar ha permanecido durante años en los pensamientos de habitantes del barrio de La Cruz, pero tomó más fuerza luego del siniestro ocurrido en la madrugada del martes cuando cuatro pipas de gas estallaron al interior de una bodega ubicada a escasos metros de líneas de conducción de combustible.

Aunque desde las tres de la mañana del martes se indicó a los habitantes del barrio de La Cruz que podían retornar a sus hogares con seguridad, durante varias horas las familias decidieron salir de sus viviendas con algunas pertenencias y deambularon por los alrededores de la localidad con el temor a regresar a sus viviendas y la incertidumbre de que extraños aprovecharan el siniestro para entrar robar a los domicilios.

Ayer la mayoría de los habitantes evacuados había regresado ya a sus viviendas, a excepción de algunas familias cuyos domicilios están frente a la bodega donde ocurrió la explosión.

Para estos habitantes, el barrio de La Cruz ha sido siempre un sitio de riesgo debido a que en medio de la localidad atraviesan ductos de Pemex.

A la 1 de la mañana del martes, varios vecinos de la comunidad percibían ya un intenso olor a gas, pensando que se trataba de alguna fuga ocurrida en la tortillería ubicada en la calle principal; minutos más tarde la explosión puso a todos en alerta y al salir de sus hogares se percataron del fuego que alcanzaba los 30 metros de altura; primero los habitantes pensaron que se trataba de un ducto.

“Después de la explosión lo primero que pensé fue en mi familia, salí con mis hijos y me fui hacia la terminal de autobuses, ahí esperé hasta que mi prima pasó por mí, nos fuimos a pedregoso, temíamos regresar pensando en que había explotado un ducto”, relata Rosalía Chávez, quien ya se encuentra de vuelta en su hogar.

Ese mismo martes, por la tarde en redes sociales se difundieron rumores sobre una segunda evacuación, aumentando la angustia de los habitantes del barrio de La Cruz; más tarde autoridades de seguridad y el cuerpo de bomberos descartaron dicho rumor, garantizando que los pobladores podían permanecer en la localidad sin riesgo alguno.

Pero para los habitantes del barrio de La Cruz, el hecho de que en una de sus principales calles atraviesen tres ductos de Pemex, representa un riesgo latente, pues temen consecuencias catastróficas si alguna de estas líneas de conducción llegara a explotar debido a las tomas clandestinas.

“Estamos en medio de los ductos, pero no nos queda de otra, en todo el tiempo que llevo viviendo aquí no había sucedido algo similar a lo del martes, sin embargo estamos conscientes en que hay ductos de Pemex y que todo puede pasar, pero este es nuestro hogar y nuestro único patrimonio”, agregó Rosalía.

Bodega tenía un año operando. Los habitantes del barrio de La Cruz coincidieron en que desde hace un año se notaba actividad al interior de la bodega donde estallaron las pipas con gas y se encontró una toma clandestina; siempre se mantuvo cerrado el portón pero en 2015 se erigió una barda que impedía ver qué sucedía. Nadie imaginó que se trataba de una actividad ilícita.

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