Limpiar la Alameda Hidalgo del trabajo sexual no acaba con esta actividad en la ciudad, porque ahora las mujeres que se dedican a esto recurren a otros puntos, como la zona de Teresitas, Lomas de Casa Blanca o afuera de las delegaciones Epigmenio González y Félix Osores, advierten distintas organizaciones sociales.
Las agrupaciones Milenio Feminista y Desarrollo Comunitario para la Transformación Social dicen que es urgente reglamentar el comercio sexual en la vía pública, en lugar de estigmatizarlo y cercarlo, porque eso sólo crea nuevos puntos de ejercicio clandestino para la actividad.
Con únicamente dos sitios establecidos como zona de tolerancia en la ciudad, se pronunciaron por una regulación integral del trabajo sexual.
Explican que los esfuerzos por quitar a estas mujeres de la Alameda sólo las llevará a ejercer el mismo trabajo en otros puntos de la ciudad, incluso en calles cercanas a ese parque.
A más de 20 años de que el río Ayutla y la calle de Cuauhtémoc se establecieron como zonas de tolerancia, el crecimiento de la ciudad alcanzó todos esos espacios y hoy se presentan nuevos conflictos entre los habitantes del centro de Querétaro.
De acuerdo con las organizaciones sociales, antes de que se definieran los puntos que permiten la actividad, las trabajadoras sexuales se ubicaban en diversos puntos del Centro Histórico.
Hace algunas décadas, se les podía encontrar alrededor de la plaza Constitución, cuando todavía estaba la estatua de Venustiano Carranza, lo que generaba molestia a las personas que pasaban por el lugar.
Las mujeres también rondaban la calle de Vergara, toda la zona del templo de Teresitas y otros puntos que, poco a poco, hoy vuelven a ocupar por la intervención en la Alameda.
Después de muchas negociaciones, se logró el acuerdo para definir la zona de tolerancia que se respetó durante mucho tiempo, aunque se advirtió un crecimiento del trabajo sexual en puntos no permitidos.
Luego de que la organización Mujer Libertad denunció que la actividad se salió de control, hasta ser un foco de explotación sexual y trata de personas, otras agrupaciones urgieron a tomar medidas inmediatas de atención.
Frente a los anuncios de reubicar a las trabajadoras sexuales, las organizaciones se pronuncian por impulsar el diálogo y la atención integral, para que se reconozca que esta actividad forma parte de las ciudades.
Consolación González Loyola Pérez, de la agrupación Milenio Feminista, considera que parte del conflicto es que se ve como una situación “vergonzosa dentro de la sociedad y no como el ejercicio de un trabajo al que se acude por falta de otras oportunidades”.
“Desde hace muchos años se ha planteado la necesidad de regularlo a través de reglamentos y de acuerdo y no a través de zonas de tolerancia como hasta ahora se hace”, afirma.
Aunque se reconoce que hay comercio sexual en la ciudad, que se ejerce en la vía pública, todavía no hay acuerdos para saber cómo tratar el tema y lograr la convivencia con los habitantes.
De no encontrar ese punto de acuerdo, advierte la activista, se podría mantener la visión de que el trabajo sexual es una “vergüenza social” y dejar sin protección a quien lo ejerce.
También Alicia Colchado, de Desarrollo Comunitario para la Transformación Social, pide apostar al diálogo, acuerdo y dignificación de las trabajadoras sexuales.
Agrega que, igual que sucede con la próxima reubicación de los comerciantes de la Alameda, estas decisiones tienen que tomarse de manera conjunta porque “los proyectos deben ser compartidos y conocidos por la sociedad y por los involucrados”.
“Quienes se dedican al trabajo sexual deben tomarse en cuenta con respeto, es una actividad que se conoce y que no deben ser tomados como delincuentes, tienen una organización y merecen respeto, no son delincuentes”, dice.
Según estimaciones de Mujer Libertad, hay más de 10 mil mujeres que se dedican al trabajo sexual en el estado, muchas provenientes de otras entidades. La organización asegura que en la zona de la Alameda se podían encontrar unas 115 “chiquillas” durante el día y la noche, que podían ser víctimas de prostitución o trata de personas.
Además se identificaban situaciones de riesgo para niñas y niños, porque se veía a las mujeres ingresar, con bebés en brazos, a las habitaciones que les rentan en la zona de San Francisquito, lo que generaba preocupación entre muchas personas.
Mientras se espera conocer el proyecto de reubicación para las zonas de tolerancia de trabajo sexual, las distintas organizaciones sociales advierten que se requiere diálogo, porque a pesar de la intervención en la Alameda Hidalgo, todavía se pueden encontrar mujeres en ese espacio que se dedican a esta actividad.