A la recién casada Sherlyn le gusta que le digan señora, pero no “Primera Dama”. La actriz dijo a EL UNIVERSAL Querétaro que su prioridad hoy día es su marido y el amor, no la política.

“Me encanta que me digan ‘La señora’ y me gusta decir ‘Mi esposo’, se me llena la boca, me siento como pavorreal”, declaró en entrevista.

Sherlyn contrajo matrimonio con Gerardo Islas, político de Puebla, por el civil, en una ceremonia que en un principio iba a ser “íntima” y llegaron cerca de 300 invitados.

En abril próximo lo hará por la iglesia, en la ciudad poblana, quiere que sea íntima. “A mí me gustaría hacer algo muy chiquito, pero no sé si vaya a ser posible”, manifestó.

Recibió el anillo de compromiso en una boda, la de ellos. Los casó el rey de Bali, en una ceremonia tradicional de esa isla tailandesa.

“Fue con bailes y toda la cosa, y la comida típica de ahí, hicimos el cruce de agua y la cuchara con arroz, como hacen allá, y antes de que nos pudiéramos besar Gerardo dijo: nos estamos casando bajo una cultura que no es la nuestra, pero te quiero pedir de manera formal que regresando a México nos casemos, y me dio el anillo”, relató.

Recién se estrenó la película Todas mías, de Joaquín Bissner, que estelarizó con Verónica Jaspeado, Luz María Jerez y Bruno Bichir.

Este año también actuó en la telenovela Amores verdaderos, con Eduardo Yáñez y Sebastián Rulli, pero dijo que dejará descansar este género al que le ha dedicado los últimos años de su vida profesional. “Desde hace seis años he grabado novela tras novela y no sé si convenga darle un descanso a la gente”.

En enero filmará una nueva película, una comedia, se titula Enamorándome de abril, y luego retomará gira por el país con la obra La casa de Bernarda Alba.

Sherlyn hizo su primera película a los ocho años, en Zapatos viejos, con Gloria Trevi. Participó en su primera telenovela a los nueve años: Los papás de mis papás.

Ha hecho cine de crítica social: Elisa antes del fin del mundo, de Juan Antonio de la Riva, donde se le recuerda como la niña que come cucarachas, y cine de arte: Profundo Carmesí, de Arturo Ripstein.

Más allá de la televisión

La gente ha visto crecer a la tapatía en la televisión y en el cine, pero dice que nunca ha perdido el piso.

“Para actuar está la televisión, y la vida real, llevarla más como la vida real que se pueda”, explicó.

Sherlyn entiende de política y le gusta, “no para ocupar ningún puesto, porque eso no me gusta”.

Sin embargo, dijo que seguirá a su marido a donde vaya “y espero que cuando decida ser maestra de un kinder sea él quien me lleve el material didáctico de mis niños en la mañana”, subrayó.

La joven actriz manifestó que su ejemplo es su propia familia así como sus padres, quienes han mantenido una relación de 35 años.

Rechaza el pesimismo en las parejas. “Cuando nos íbamos a casar todo mundo nos decía: ‘Híjole, se van a casar pero todo mundo se divorcia’. Es muy fuerte. Yo les quiero recomendar que no le digan eso a la gente que se quiere casar, es muy triste, te quita la ilusión”.

A Sherlyn le gusta la política en el sentido de ayudar a la gente, de hecho, así fue como conoció a Gerardo Islas, ayudando en una tragedia, hace cuatro años en San Martín Texmelucan, Puebla, donde resultaron afectados muchos niños.

Tampoco cree que casarse con un político, como en su caso, sea moda y mucho menos una novedad.

“Siempre ha sido así, porque se dedican de alguna manera a lo mismo, el político siempre se casa o con una actriz o con una mujer de sociedad, siempre, ¿por qué? Porque está acostumbrada a andar de viaje, ir y venir, convivir con prensa, estar enterada de temas de actualidad, es normal”, explicó.

También, agregó, “hacemos (ambos) mucha labor social, las dos partes, los políticos trabajan para el bienestar de la gente, y los actores trabajamos para el entretenimiento de la gente, que al final se convierte en el bienestar de la gente”.

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