El colorido y el brillo de las piñatas que se colocan permanentemente en la esquina de Ejército Republicano y avenida de los Arcos han ayudado a convertir este lugar en una atracción turística más de la ciudad de Querétaro. Diariamente, cientos de turistas de muchas partes del mundo y del país, que caminan por el centro histórico o que bajan de los autobuses turísticos que recorren la ciudad, se ven cautivados por los diseños de estos peculiares objetos que relumbran ante la vista.

En uno de esos locales —donde además se venden dulces de todo tipo— se encuentra doña Lorena Reyes, quien se dedica a comercializar piñatas desde hace más de 20 años. Ella cuenta que turistas europeos, estadounidenses y mexicanos, se acercan para tomarse una fotografía al lado de ese espacio multicolor.

“Este brillo y colorido les impacta y les llama la atención inmediatamente a todos los paseantes. Aquí vienen japoneses, franceses, alemanes, de todo, a hacerse una foto”, explica la comerciante.

El negocio lo inició casi de forma accidental. Cuenta que uno de sus hermanos, quien ya se dedicaba a vender y fabricar artesanalmente piñatas en la Ciudad de México, le brindó un pequeño lote para que comenzara a vender, sin embargo, “yo no le tenía fe”, pero poco a poco se vio envuelta en este oficio que comenzó a crecer, pues el brillo metálico llamó mucho la atención de los paseantes, quienes comenzaron a adquirir las creaciones de manera regular.

Un poco más adelante, en la esquina de Ejército Republicano con San Gremal, se encuentra otro de los locales que atiende doña Lorena. Ahí, varias personas elaboran diversos diseños para las piñatas. Los elementos indispensables para su elaboración son: silicona, cartón, engrudo, papel de china de colores y papel periódico, tener claro el diseño que se va a hacer y además mucha imaginación, paciencia y amor, así lo comenta Aurora Camacho, una de las trabajadoras del lugar.

“Esto es de mucha paciencia y de amor a lo que estás haciendo, porque si no te gusta, no te sale, no te queda. Esto es algo que realmente te tiene que gustar para que lo hagas bien y quede bonito, que le dé gusto al cliente comprarla”, añade.

En el mismo local, un adolescente demuestra su destreza y habilidad al recortar en forma de tiras el papel de china, al cual le pone pegamento y lo coloca cuidadosamente sobre uno de los siete picos que acompañan a las decenas de piñatas que ya están listas para su venta.

De acuerdo a la tradición, los siete picos de una piñata representan los siete pecados capitales: la ira, lujuria, soberbia, avaricia, envidia, gula y pereza; los colores brillantes representan la tentación y los dulces y la fruta que contiene la piñata representan el reino de los cielos, el cual se alcanza después de destruir a los pecados capitales y a las tentaciones.

A pesar de no ser una tradición mexicana, las piñatas se han arraigado fuertemente a la cultura nacional, especialmente en fiestas de cumpleaños, Día de Reyes y en las fiestas decembrinas; de hecho doña Lorena asegura que es una de las mejores épocas del año en ventas.

Pide apoyo para mercado nacional

Ella es originaria del municipio de Amealco; dice que trae la habilidad artesanal de sus paisanos, es por ello que aprovecha el momento para pedir a todos los mexicanos que impulsen el mercado local comprando productos elaborados en el país; demanda que se valore el trabajo de los artesanos de su lugar de origen y, en general, de todo México.

“Hay que comprar lo que aquí se elabore, lo que hacen nuestros hermanos otomíes, de Oaxaca, de Chiapas, quienes hacen unas verdaderas obras de arte; muchas veces no valoramos su trabajo, que tiene mucho sacrificio. Debemos cooperar, es nuestra obligación como nación”, comenta la mujer.

Las piñatas, dice doña Lorena, forman parte de los momentos especiales que pasamos entre amigos y familia. Mientras platica con EL UNIVERSAL Querétaro, muchos son los clientes que se acercan a preguntar los precios y a observar los diseños y variedades.

Dice que la piñata también ha evolucionado, ya que antes se elaboraba a partir de una olla de barro, algo que ya ha dejado de ser tan común porque algunos la consideraban peligrosa, no obstante, para los nostálgicos, también se venden piñatas de olla de barro en 80 pesos.

Los precios de las piñatas oscilan entre los 50 hasta los 300 pesos, todo depende del tamaño y la forma, las cuales son muy variadas.

Los personajes más tradicionales, como Spiderman, Capitán América, Batman; o los de moda, como Frozen, Pepa Pig y hasta los Minions, esperan pacientemente a ser invitados a alguna fiesta o posada.

“Los diseños dependen mucho del mercado, ya que los niños van pidiendo a sus personajes conforme van saliendo las caricaturas, las películas, las series. Aquí tenemos que estar al día para sacar lo que el cliente está pidiendo”, comenta Aurora, artesana de piñatas.

Gran parte de su vida, doña Lorena la ha dedicado al comercio; desde la venta de abarrotes, semillas o cárnicos, sin embargo, ninguna fue tan fuerte y ninguna le dio tantas satisfacciones como la venta de piñatas. Sin querer, o tal vez sí, ayuda a muchos a tener un rato de alegrías, risas y momentos inolvidables, acompañados del “dale, dale, dale, no pierdas el tino…”.

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