Sergio Pedro Somera García se define como “ensayista de mi propia existencia”, pues no se puede decir galerista ni curador de arte, pero cuenta con un espacio en el centro de la ciudad, donde artistas locales pueden exponer sus trabajos y ponerlos a la venta al público, además de que en el sitio se pueden disfrutar de vez en cuando algunos eventos culturales.

Sergio no fue siempre así, era gerente de clubes de golf, donde tuvo la oportunidad de conocer a los hombres de negocios más ricos de México, así como a algunos personajes del deporte.

La galería de Sergio, que abrió el 27 de septiembre de 2014, está llena de obras de artistas plásticos locales, quienes llevan su trabajo para ser exhibido ahí y que se puede vender. El lugar, además cuenta con el atractivo de que fue parte del convento de Santa Clara, por lo que la arquitectura colabora para que la experiencia de ver el trabajo de más de 20 artistas locales sea mucho más impactante para los sentidos.

“De vez en cuando hay teatro, danza contemporánea. Aquí muy amablemente nos prestan el patio, siempre y cuando sea para cosas culturales, de bajo impacto, que no hagan ruido. Tenemos el privilegio de usar nuestro bello patio… estas líneas arquitectónicas tienen un sabor de más de 300 años, es muy bonito”, indica.

El proceso de abrir la galería fue muy fortuito. Dice que le gusta caminar mucho por las ciudades, Querétaro es su ciudad favorita del país. En una caminata le llamó la atención la fachada y entró al edificio. Una señora le preguntó si iba a rentar un departamento, a lo que dijo que no, pero que le gustaría que le enseñara uno.

“Me enseñó uno que está arriba, y después entré a este espacio (donde está la galería) que era una especie de bodega, donde había materiales de construcción, pero me gustó mucho por los gajos del techo, el grosor de las paredes, y en ese momento pensé abrir una galería”, comenta.

De inmediato se puso en contacto con uno de los dueños y en cinco minutos se pusieron de acuerdo, haciendo la promesa de que regresaría en tres meses, con la condición de que pusiera un barandal y él con el compromiso de embellecer el edificio.

Indica que cuando comenzó no tenía contacto ni conocimiento de ningún artista, todos han llegado solos a ese espacio, logrando poco a poco tener esa confianza para trabajar juntos.

“Cualquier persona puede comprar una obra de arte aquí, porque tenemos precios muy accesibles, se pueden pagar poco a poco. Invito a los artistas a que ellos mismos entreguen su pieza al comprador, lo que impacta mucho al cliente, lo conmueve a veces”, indica.

Subraya que el lugar también es punto de encuentro, pues con un grupo de amigos se reúnen de vez en cuando para leer y luego acudir a alguna actividad artística musical.

“Esas cosas, que no son tangibles, son las mejores de la vida”, añade, Pedro Somera García.

Precisa que en el arte hay una parte importante de la evolución humana, no sólo de intelecto, también de espíritu y del alma humana. Todos los seres humanos, dice, pueden sentir cosas maravillosas, pero la estimulación llega por canales diferentes.

“A mí me causa tristeza ver que la mayoría de los canales que utiliza la comunicación humana moderna son vulgares. Por eso decidí no tener televisión desde hace 14 años. Un vez tuve la oportunidad de darle una carta a (Ricardo) Salinas Pliego (dueño de TV Azteca) de ocho hojas, que me dio el honor de leerlas delante de mí, y jamás me volvió a dirigir la palabra por lo que puse, lo cual en cierta medida me halagó porque significa que le movió algo, porque es corriente, es vulgar, es violento. Pero también hay cosas sublimes. Querétaro tiene muchos canales, muchos recintos, por eso me vine a vivir a Querétaro, porque caminando o en la bicicleta, tengo oportunidad de verlos”, asevera.

El salto de una actividad a otra tan diferente no fue complicado, pues siempre le pareció interesante el arte, también pinta. En su casa, gracias a su padre, fallecido recientemente, había siempre libros y discos. Incluso, uno de sus hermanos tiene una compañía de danza contemporánea, así que el arte siempre lo ha acompañado.

“Para mí, el arte es el mejor camino para hacer algo. Hay muchos caminos que el ser humano puede tomar, y yo creo que el hecho de tener belleza y que a ti te guste, que tenga bondad, que te guste ayudar a los demás, ya te da mucho poder y puedes aspirar a tener un beneficio, tener una vida sostenida de esa cosa que te gusta, eso es lo más complicado.

A veces desistimos de eso que nos apasiona porque tenemos hijos, una mujer que atender, una mamá, las presiones materiales, ahí está en conflicto. Se necesita mucho valor para que la gente se decida hacer lo que quiere hacer”, enfatiza el dueño de la galería.

Sergio lamenta que no se pueda decir que la galería sea un negocio, aunque de vez en cuando le da para comprar una botella de vino, aunque la mayor satisfacción es la de acercar a la gente al arte, tocar los sentimientos de los queretanos de una manera espiritual, directo al alma.

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