Los desechos de madera de las fábricas locales pueden convertirse en sillas, mesas, bancas, bases de cama, closets, casas para perros y más. A eso se dedica la microempresa queretana Recimuebles, creada por Carolina Olvera hace tres años.

“Las personas que compran uno de estos muebles saben que están cuidando el medio ambiente, y que además están comprando algo por un precio muy accesible”, comenta la creadora de la empresa.

Inicios

La historia de esta emprendedora comienza con uno de sus amigos, que también es empresaria y no sabía qué hacer con los desperdicios de madera, Carolina le propuso reutilizarlos, fue así que recibió los primeros desechos de madera y los llevó con un carpintero para que fabricara algunas sillas.

“Al principio yo no tenía la idea de comenzar un negocio, utilizaba esa madera para uso personal, para mi familia”, comenta, pero con el paso de los días, sus familiares, vecinos y amigos notaron sus nuevos muebles reciclados y comenzaron a pedirle algunos.

Recimuebles comenzaba a tomar forma, los pedidos llegaban poco a poco, y los clientes ya no querían sólo bancas y sillas, buscaban muebles más grandes, así que el trabajo se incrementó y Carolina tuvo que contratar a un segundo carpintero.

“Cuando comencé con la empresa fue porque dejé mi anterior empleo porque tenía que cuidar a mi hija, comencé a vender los primeros muebles con conocidos y amigos, sólo eran banquitas y sillas, cosas muy sencillas, pero de ahí ya comencé a pedir muebles más elaborados. Comenzaron a contactarme personas, por ejemplo, que tenían locales en plazas comerciales, entonces me vendían o me daban tarimas, mostradores; el material llegaba a mí solito”, comenta.

“Llegó el momento en que tuvimos tanto material que contratamos a otro carpintero. Yo no tenía el capital para un local, los tenía aquí en mi casa, y los clientes pedían más y más, empecé a diferenciar cuál era el mueble que se vendía, y ya sabía entonces de qué tipo de material necesitaba, hice un esfuerzo y compré una camioneta que es con la que muevo los muebles, pero no es suficiente, tengo también otra persona que me ayuda a entregarlos. A veces me toca entregarlos hasta con mis hijas, pero hasta ahora me ha funcionado muy bien”.

Concepto

El principal atractivo de Recimuebles es promover el cuidado del medio ambiente a través de madera reciclada, pero el plus es que los clientes pueden adquirir muebles a precios accesibles, muy por debajo de los precios comerciales.

El mueble más económico tiene un precio de 120 pesos, el más costoso es de 850. Carolina dice que recibe clientes de todas las clases sociales, aunque sus principales compradores son los del ramo restaurantero.

Durante estos tres años, Carolina Olvera ha conseguido clientes no sólo de Querétaro, sino también de León, San Miguel de Allende, Tequisquiapan y Peña de Bernal.

“El principal atractivo es que son muebles baratos, obviamente los acabados son rústicos, a veces me los piden pintados y con eso sube un poquito el costo. Tengo una persona que me ayuda a pintarlos o a recibir pedidos en redes sociales, trato de buscar mano de obra que se adapte a mis posibilidades para que los muebles sigan con un precio accesible.

“Tengo otras dos personas que también me ayudan a venderlos, a veces no necesito anunciarlos en internet, los mismos clientes me van marcando el ritmo, me van diciendo lo que buscan”.

Problemática

La temporada de lluvias es particularmente mala para el negocio de Carolina, aunque guarda la madera en bodegas o con los propios carpinteros, nunca falta algún mueble que se daña con la humedad o con las lluvias del verano.

Lo más difícil en estos tres años, comenta la emprendedora, fue vender los primeros muebles, hacerse de clientes, difundir lo que produce su pequeña empresa. Los primeros muebles que Carolina intentó vender entre familiares y amigos estuvieron durante tres meses en su casa sin que nadie se interesara por ellos, terminó vendiéndolos a muy bajo precio, pensó que debería abandonar sus planes.

Asegura que siempre tuvo el apoyo de su familia, aunque también hubo quien le advirtió que ese trabajo no era para ella, que subir muebles a la camioneta para entregarlos a domicilio no era un trabajo para mujeres, mucho menos para una madre de dos niñas. Sin embargo, Carolina no se dio por vencida y siguió adelante.

Planes a futuro

Una vez superados los obstáculos, Carolina planea abrir un taller en Celaya para entregar sus pedidos con mayor facilidad y en menor tiempo. Augura un buen futuro para su empresa.

A los nuevos emprendedores les recomienda deshacerse del miedo, practicar el positivismo para que las cosas fluyan y resulten como se esperan.

“Creo que la clave es arriesgarse y ser positivo, yo tenía unos ahorros cuando me salí de trabajar, lo arriesgué y lo invertí en mi negocio que afortunadamente funcionó, el consejo que les daría es que con el positivismo te llega al éxito, que no tengan miedo. Hay muchas opciones en donde podemos emprender”, comenta la empresaria y madre de dos niñas.

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