El Estadio Azteca queda mudo, pierde el aliento cuando Edwin Cardona ingresa al área. Pero aparece la pierna de Hugo González para regresarle el alma a los americanistas ante lo que parecía el empate 1-1 de los Rayados.

Salva. El portero águila ataja el balón y guarda la doble ventaja de su equipo 78’. Es uno de los cuatro paradones que ejecuta. Es el héroe de Coapa, el que impide el gol de visitante y mantiene la victoria emplumada 1-0 final, gracias al tanto de Osvaldo Martínez.

Ventaja doble para los capitalinos. Un pie en la final. Si marcan en el estadio BBVA, Rayados de Monterrey, el líder, tendrá que marcar tres dianas sin respuesta.

La hinchada azulcrema lo agradece emocionada: “Oe, oe, oe, oe, Hugoooo, Hugoooo”.

Partido de estrategia. Ignacio Ambriz se atreve a prescindir, de inicio, del símbolo americanista, Rubens Sambueza. El timonel cree que no hace falta en la cancha para que su equipo le haga frente al líder y favorito al título, Monterrey.

Nacho Ambriz, metódico, prefiere poblar la mitad de la cancha con José Daniel Guerrero, Osvaldo Martínez, el ‘Riflecito’ Andrés Andrade y William da Silva. Busca la lucha de esos jugadores que el desequilibrio y liderazgo de su capitán, por el que tanto peleó su directiva para que estuviera en el Clásico del domingo. Contra Monterrey, puede estar en la banca.

Rayados de Antonio Mohamed presenta lo mejor que tiene. La ecuación de ambos planteles da como resultado un choque de dos pesos completos en el ataque. Se lanzan golpes. No hay miedo del vaivén. Latigazos de ambos clubes, dispuestos a cruzar apuestas sobre qué artillería resulta más letal. Cada uno confía en su pegada. El balón visita las áreas como costumbre.

Agradable espectáculo que encuentra a los porteros como los personajes que asfixian el grito de gol en el primer tiempo.

El americanista Hugo González hace gala de sus reflejos y su capacidad de frustrar atacantes. Demuestra las razones de su titularidad al sacar envíos de gol cantado de Carlos Sánchez y Édgar Castillo.

Jonathan Orozco vuela para evitar que una “palomita” de Pablo Aguilar mande en ventaja a los millonetas de Coapa.

El partido luce para cualquiera. Santa Úrsula presencia un partido digno de ambos semifinalistas cuyas nóminas cuestan alrededor de 100 millones de dólares.

En el Estadio Azteca no hay queja del talento mostrado por los dos clubes. Un 0-0 al término del primer tiempo que deleita las pupilas, por más que las gargantas se hayan quedado con el ansia de gritar una anotación. El descanso representa una tregua para la metralla que América y Monterrey enviaron a la meta contraria. Amanece en el segundo tiempo. Y las Águilas encuentran la alegría del gol de Osvaldo Martínez.

Una jugada colectiva entre Quintero y Andrés Andrade culmina con un centro de primera intención del ‘Rifle’. Servicio tan exacto como el control del contención paraguayo. Recepción inmaculada que le permitió a Osvaldito fusilar a Orozco por abajo (47’).

El marcador se abre con el americanismo en éxtasis. Tanto que significa un mazazo para Rayados. Los azulcrema viven momentos de gracia. Están cerca del segundo, pero el arquero regio tapa un mano a mano con el ‘Científico del Gol’.

Segundos después, “‘Sambu’, ‘Sambu’”, reclama al unísono el Azteca. Ambriz cumple el capricho y mete a Rubens al 63’.

Paolo Goltz pone un cabezazo en el travesaño norteño y Sambueza manda el balón apenas a un lado de la portería norteña.

Rayados despierta, pero cada embate es frustrado por el meta águila. González es el héroe. El América le debe estar a un paso de la final.

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