A pesar de no contar con muchos recursos y con instalaciones insuficientes para atender a sus 200 alumnos, en la unidad de El Marqués del Instituto Tecnológico de Querétaro (ITQ) se desarrollan una serie de investigaciones y proyectos que los jóvenes estudiantes pueden llevar a la práctica en sus comunidades de origen, destacándose invenciones como un proyecto de hortalizas con hidroponia y la construcción de un dron.

El director de ese plantel educativo, José Silvestre López, explicó que los proyectos que desarrollan van desde cultivo de lechugas y hortalizas a través de método de hidroponia, y que el dron contará con sensores para la detección de la humedad en un invernadero, lo que ultimadamente “permitiría regar de manera automática las plantas, sin necesidad de que una persona esté ahí, pues todo el proceso se hará virtual”.

“Así se podría producir germen de trigo, germen de salvado, todo lo que sea germen se puede producir aquí, y cuando alcanza cierto crecimiento (15-20 centímetros) se forma una especie de tapete y ese se le da al animal directamente, y le aporta el doble de nutrición que un alimento comercial, 20% más de complejo B y calcio”, dijo el también catedrático del ITQ.

Silvestre López advierte que ya se cuenta con un convenio con la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) para que los distintos tipos de ganado que se albergan en la máxima casa de estudios sean alimentados con este producto, “para ver cuánto valor nutricional le aporta para el ganado, lo que llaman la transformación alimento-peso, y sobre todo qué tanto le va a enriquecer a la leche y a todos los subproductos que se puedan obtener de vacas, borregos y otras especies”.

El profesor advierte que este forraje verde aporta el doble o el triple de nutrientes que otro alimento que puedan darle, además de no necesitar ningún tipo de suplemento, y más económico, pues una charola de forraje verde (40x20 centímetros) se puede alimentar a un animal, y luego sólo es necesario darle otro tipo de alimento para que se sienta lleno, cuando con el alimento tradicional se gasta hasta 150 pesos.

“En esta extensión de charolas acomodadas en un espacio de alrededor de ocho metros cuadrados se puede producir lo mismo que en una hectárea de terreno, con una cuarta parte del agua, porque los aspersores son los encargados de dejar fluir la cantidad exacta de agua, nada más se riegan las primeras charolas y para las de abajo gotea”, explicó el director del plantel, José Silvestre López.

Tecnología y oportunidad para el semidesierto. Apuntó que con este tipo de procesos productivos, con mil litros de agua se puede obtener una cosecha, que sería en dos o tres meses, ideal para zonas donde no hay agua, como el semidesierto.

“Por ejemplo, en el caso de El Marqués, donde las zonas tradicionales de cultivo tradicional van desapareciendo por los parques industriales, zonas comerciales o habitacionales, con este tipo de siembra se genera la autonomía alimenticia completa. Con esto, dos o tres familias, con lo que estamos viendo de hidroponia y forraje verde, tienen fácilmente para consumir alimentos durante un mes sin consumir alimentos”, puntualizó.

A decir del director de la unidad marquesina del Instituto Tecnológico de Querétaro, la idea es compactar el forraje y ofertar un proyecto de traspatio, “para que cada familia, en un espacio de seis metros cuadrados pueda tener hidroponia, forraje verde, lombricomposta y piscicultura”.

Por otro lado, desarrollan la crianza de lombrices, aunque la idea principal es obtener los subproductos que se obtienen de las mismas, como el humus líquido, usando un poderoso fertilizante, que son los desechos de animales.

“De acuerdo con la tecnología, medio litro de humus se puede disolver hasta en mil litros de agua, y alcanza como abono natural para una hectárea… en el mercado hay humus que ya viene rebajado que puede costar de 70 a 100 pesos el medio litro, entonces calculamos que este al ser natural pueda venderse más caro”.

Del mismo, el académico anticipó que el estudiantado a su cargo está pensando, en una siguiente etapa, desarrollar tierra nutritiva a partir del estiércol de los animales usando las lombrices, “pues los animales con sus procesos digestivos crean la tierra”.

Abundo en que “la idea es separar tres productos, que es la tierra directamente, que es un abono natural, el humus sólido, que son las heces de la lombriz, y la lombriz en sí, como pie de cría o para hacer croquetas para consumo animal”, además de los huevecillos.

Precisó que existe un mercado amplio para este tipo de productos, pues cada vez son más comunes los cultivos orgánicos que necesitan de este tipo de producto, para su crecimiento, además de usarse en jardinería.

Del mismo modo, los jóvenes estudiantes desarrollan proyectos piscícolas para que en las comunidades de los jóvenes estudiantes se puedan desarrollar, para la crianza comercial y de autoconsumo.

La “coperacha” estudiantil. José Silvestre recordó que todos estos proyectos comenzaron directamente con dinero de los mismos estudiantes. “Cuando empezamos este proyecto, a invitación de la maestra Wendy Maldonado, todo el recurso que hacía falta era a través de eventos que organizaban los muchachos, como rifas, vender birria, colectas, su mano de obra, y ahora, en junio pasado un apoyo por parte de El Marqués, el ITQ, y nos hicimos acreedores a 150 mil pesos para tecnificar todos los proyectos”, dijo el encargado de la unidad académica.

El director del plantel apuntó que en cuestión de infraestructura aún presentan carencias, pues les hacen falta salones, para poder brindar clases a los alumnos, y que incluso han tenido que habilitar un aula al aire libre, a pesar de las inclemencias del tiempo.

“Tenemos el déficit de tres aulas, permanentemente tenemos de tres a cuatro grupos trabajando en las canchas, así llueva, haga frío o haga calor, porque nos hacen falta tres salones, es lo inmediato que necesitamos, pues para agosto serían 200 alumnos, y sólo tengo cuatro salones para esos alumnos”, enfatizó.

En el plantel se imparten las carreras de Ingeniería Industrial e Ingeniería en Sistemas. Asimismo, se desarrollan proyectos con tecnología de punta, como el de crear un drón que pueda medir la humedad de los invernaderos y que de manera automática puedan ser irrigados, sin necesidad de contar con la presencia de una persona, pues todo se haría a control remoto.

El proyecto está a cargo de María de los Ángeles de Jesús Ramírez, tutora de los grupos de sistemas computacionales, para desarrollar la semiautomatización de invernaderos. “La idea nace de los estudiantes. En la materia se les pide desarrollar un proyecto, ellos desarrollaron esa idea por la necesidad de los otros proyectos productivos en la unidad, y dentro de los problemas era la ausencia de personal cuando se iban de vacaciones, o fines de semana, que no había personal para el regado de las plantas, ellos vieron esta necesidad y fue que desarrollaron esta idea”.

En este proyecto participan dos alumnos, para el cual a inicio de año se participó en un concurso por recursos, además de que su coordinación los apoyó, siendo no tan oneroso, pues se busca que puedan ser accesibles para los clientes, que son los agricultores.

El dron va equipado con sensores que mide la humedad y temperaturas, esto se almacena en internet en una base de datos, y el dueño del invernadero puede ver si el cultivo necesita ser regado y en qué momento.

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