Legalizar o no el cultivo y comercialización de la marihuana con fines lúdicos o recreativos es una decisión muy seria por las implicaciones que tendrá independientemente de cualquiera que sea el sentido de la respuesta. Es una decisión que no puede tomarse a la ligera y que deberá considerar otros aspectos:

Salud. La marihuana es una sustancia sicoactiva que actúa sobretodo en el sistema nervioso central. Dependiendo del estado de madurez del cerebro y de la cantidad consumida de marihuana el daño cerebral variara. En adultos y con un consumo leve y ocasional pudiese sólo disminuir las nociones de tiempo y distancia y con ello provocar una perdida de coordinación motora. En un menor de edad y cuyo cerebro esta en proceso de maduración el daño será mayor y en ocasiones irreparable. Esta comprobado, el consumo por parte de menores genera en la mayoría de los casos perdidas de la capacidad cognitiva, para la toma de decisiones y de la memoria. Ello ha dado pie a la teoría de la “Puerta de entrada” que dice que los consumidores de marihuana, para sentir las sensaciones deseadas, recurren a drogas mas fuertes y dañinas. Las estadísticas indican que de seis consumidores de marihuana, cinco de ellos, consumirán una segunda droga, y cuatro, una tercera.

Asimismo, el porcentaje de personas fumadoras de marihuana que generan, en promedio, una adicción a la misma también varia con respecto a la edad, en adultos el porcentaje es del 9%, es decir, uno de cada 11 personas que prueben la mariguana generará una adicción. En los menores las probabilidades de generarla crecen en el mejor de los casos a uno de cuatro.

Las personas a favor de la legalización de la marihuana con fines lúdicos o recreativos han diseminado una serie de mitos sobre su consumo. Han señalado que la marihuana por ser “natural” no produce los daños que si genera el consumo de tabaco. Ello es falso, el humo de la marihuana es tan o más nocivo y cancerígeno que el de tabaco. Además, es absurdo comparar que consecuencia es más o menos grave. El daño a la salud ocasionado por el consumo de cualquier droga es severo y proporcional a la cantidad consumida.

Violencia. Es importante señalar que la violencia generada por el consumo de drogas tiene muchas caras y no sólo la que se refiere a la narcoviolencia y que suele ser la única considerada por aquellos que promueven la legalización de la marihuana con fines recreativos.

Es cierto y muy lamentable que la narcoviolencia ha generado daños enormes de todo tipo. Todos hemos visto como compiten “los narcos” por los territorios y sus mercados matándose entre si y peor aún, hemos sido testigos de las muertes de personas inocentes y ajenas a sus disputas. También como se produce un daño económico y que afecta a la población en las zonas donde se recrudece el conflicto.

Por lo anterior, hay quienes afirman que al legalizar la marihuana les quitaremos el negocio a los criminales y que ello los debilitara hasta el grado de poder ser abatidos por el Estado. La mala noticia, y en esto coinciden los promotores de la legalización, es que dichos enfrentamientos no van a desaparecer con la legalización de la marihuana. Los criminales seguirán combatiendo a balazos por sus mercados como son; la extorsión, el secuestro, la piratería, la venta de mercancía robada, la trata de personas, la renta de piso y muchos delitos más. Inclusive seguirán vendiendo marihuana ilegal y que al no pagar impuestos será más barata y accesible que la marihuana legal.

Aunado a que la narcoviolencia no desaparecerá tenemos y dado que con la legalización el consumo se incrementarán las otras caras de la violencia que conlleva el consumo de drogas. Entre ellas la violencia intrafamiliar —golpes, insultos, etc.—, deserción escolar y por ende proyectos de vida truncados sobretodo de los jóvenes, accidentes discapacitantes y fatales, suicidios (en 50/60% de los suicidios esta presente el consumo de drogas).

Derechos humanos. Los derechos humanos si tienen un límite y son los derechos de los demás. Es cierto que es un derecho humano “el hacer con nuestro cuerpo lo que queramos”; sin embargo, si para hacer “lo que queramos” lesionamos los derechos de un tercero y sobretodo los derechos de un menor entonces nuestro derecho desaparece.

Por tanto me parece irresponsable reclamar el ejercicio de un derecho si para ejercerlo se lesionan los derechos de terceros, sobretodo cuando se tratan el de los menores de edad a la salud y al sano desarrollo. Independientemente de quien sea la responsabilidad de evitar que los menores consuman marihuana es inaceptable exigir el ejercicio de un supuesto derecho cuando se arriesga su integridad y futuro.

Como prueba de que las condiciones del país no son las adecuadas para siquiera proponer responsablemente la legalización de la marihuana basta observar como funciona la venta de medicamentos controlados en el país y que implica recetas con código de barras y farmacias controladas. La realidad, guste o no, es que cerca del 5% de los jóvenes se drogan con medicamentos de venta controlada.

Conclusión: La legalización del cultivo y comercialización de la marihuana con fines lúdicos o recreativos implicara un incremento sustancial de consumidores menores de edad, serán cientos de miles los que, desde la inconciencia propia de la niñez y adolescencia y de la ignorancia de sus padres, destruirán su futuro.

Aunado a ello la legalización no va a resolver los problemas de narcoviolencia y por el contrario acrecentara las otras caras de la violencia entre ellas la de la llamada delincuencia menor y que por cierto es el semillero de la delincuencia organizada.

Por lo aquí expuesto y por mucho más que no pude plasmar afirmo que legalizar el cultivo y la comercialización de la marihuana con fines lúdicos o recreativos sería un grave error con muy dolorosas consecuencias.

*Titular del Consejo Estatal contra las Adicciones (CECA).

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