Érika Martínez Santos es una víctima más de negligencia médica en el Hospital General de San Juan del Río, tras haber recibido hace tres años una deficiente atención en su parto, lo que originó daños cerebrales a su hija Amairani, quien luego falleció.
Érika está dispuesta a no rendirse y buscar justicia, a pesar de que los jueces a cargo del caso recién negaron orden de aprehensión contra los médicos responsables de las omisiones.
Este caso ha tomado especial interés en días recientes, pues los jueces que rechazaron fincar responsabilidades a los doctores que atendieron a Érika el 24 de enero de 2013, ahora aseguran que con anterioridad la mujer sufrió la muerte de otro de sus hijos al nacer, hecho con el que justifican el daño cerebral de Amairani, al argumentar antecedentes de riesgo en partos de la afectada.
Esta explicación le parece una burla a Érika, quien, a sus 29 años, cuenta con tres hijos, Sergio de 12 años, María Fernanda de 6 años y Darany de 6 meses, ésta última nació en el Hospital General de Cadereyta, donde la atención médica fue de excelencia, según refiere la madre. Los tres menores gozan de salud y son producto de partos sin complicaciones. “Primero dijeron que Amairani había nacido con daño neurológico, ahora dicen que antes de ella tuve otro hijo y que murió al nacer, es absurdo, que lo comprueben, no van a poder”.
Los padres de Amairani han sobrellevado su amarga experiencia tras el nacimiento de Darany, pero no descansan en lograr que se sancione a los médicos responsables de la negligencia “nos dicen que luchamos contra el mundo, que nunca vamos a poder contra las autoridades, pero la realidad es que pasan tantas desgracias en ese hospital que no nos podemos quedar callados”, refiere Érika. En la zona alta del municipio de Tequisquiapan, justo en el barrio de San Juan, se encuentra la casa de Érika, en la que también habitan su madre, su concuña y su hermano Gustavo, quien no puede escuchar, derivado también de una negligencia médica ocurrida hace 32 años, cuando nació.
“Se puso moradito al nacer yo me desangré y a él me lo apartaron varios días porque casi se muere, yo me desangré pero en esos tiempos uno no dice nada, solo acepta las cosas”, comenta la madre de Gustavo y Érika.
El 23 de mayo de 2013, en la etapa final de su embarazo, Érika acudió al centro de Salud de Tequisquiapan acompañada de su esposo Fernando Rojo Camacho, por dolores intensos en el vientre; una mujer pasante de medicina la atendió y ante la falta de especialistas la envió al Hospital General de San Juan del Río.
“La señorita solicitó una ambulancia de bomberos, me llevaron hasta San Juan porque tenía la presión alta y mucho dolor”, comentó.
Ya en el hospital de San Juan del Río, fue atendida por una pasante de medicina, quien le indicó esperar, pues aseguró que podría tener un parto normal, a pesar de los alarmantes síntomas. Pasaron 15 horas hasta que un médico de guardia notó el estado de salud de la gestante y ordenó una cesárea, la que no se pudo lograr debido a que se había roto la fuente.
“El doctor de guardia me metió a la sala, se fue y los pasantes me atendieron, la niña venía enredada, dos circulares con el cordón, fue cuando los pasantes no supieron qué hacer; el doctor entró, metió su mano y me sacó a la niña, a la hora de jalarla le cortó el cordón y la ahogó, llamando de inmediato a la pediatra; les preguntaba cómo estaba mi niña y no me contestaban nada”, señaló.
Amairany nació el 24 de enero de 2013 con daño neuronal, a finales del mismo año falleció. En mayo de 2013, la entonces Comisión Estatal de Derechos Humanos, ahora llamada Defensoría Estatal de Derechos Humanos, emitió una recomendación al entonces secretario de Salud, Mario César García Feregrino, al personal del Hospital General y al director del mismo, por la negligencia médica en perjuicio de Érika Martínez durante el nacimiento de su hija Amairani.
Las investigaciones del caso iniciadas por Derechos Humanos fueron avaladas por la pediatra Adriana Mateos Bustos, quien informó que Amairani sufrió un daño neurológico irreversible por asfixia, como consecuencia del deficiente servicio médico proporcionado al momento del parto.
Autoridades de salud argumentaron en su momento que Amairani padecía daños neurológicos congénitos, con lo que descartaron la versión de la Comisión de Derechos Humanos.
El 20 de mayo de este año, el juez único de primera instancia penal notificó a Érika Martínez la negativa de orden de aprehensión en contra de un doctor y un estudiante de medicina que tuvieron responsabilidad directa en el proceso de parto. En la notificación se argumenta que la afectada contaba con un antecedente de neonato fallecido, anterior al caso de Amairani.
“No se debe apartar de vista, el historial clínico y circunstancia materna ya que Amairani tuvo un hermano previo fallecido, del cual no hay datos relatados de la causa de su muerte y deja en el vacío la posibilidad de una resultante similar”, se detalla en el expediente.
Más casos. Este hecho forma parte de los cuatro casos de negligencia en el Hospital General, por los que la Defensoría Estatal de Derechos Humanos ha emitido recomendaciones y ordenado indemnizaciones a las víctimas.
Todos los hechos han ocurrido en las áreas de ginecología del hospital, donde la falta de atención de médicos especialistas y la intervención recurrente de pasantes de medicina han sido la constante en las irregularidades con fatales consecuencias.
La Defensoría de los Derechos Humanos en el estado se encuentra en espera de la reparación del daño económico a los padres de Amairani Rojo Martínez, mientras que Érika asegura que pugnará porque se sancione a los responsables de la negligencia.