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De fotógrafa a policía, por proteger a su familia y a la gente

Zulema Lara es nueva integrante de la Policía Municipal, luego de tres años de intentos; asegura que su objetivo es resguardar la seguridad de las familias; combina ambas profesiones

Zulema señala que una vez que empiece a laborar como policía de proximidad, le gustaría contribuir a disminuir los delitos en el municipio (DEMIAN CHÁVEZ. EL UNIVERSAL)
10/11/2016 |01:56Paulina Rosales |
Redacción Querétaro
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Después de tres años de intentos de ingresar a la corporación policial, Zulema Lara, una mujer de 25 años, logró convertirse en cadete; una profesión que es muy diferente de su empleo anterior como fotógrafa. No obstante, ser fotógrafa y policía para Zulema no implica que sean dos ocupaciones tan distantes. Como policía, su objetivo es resguardar la seguridad de una familia y procurar mantener siempre su bienestar; en cambio, con la fotografía logra plasmar los momentos importantes de cada persona en compañía de sus seres queridos.

“Una de las razonas por las que ingresé es porque tengo la necesidad de proteger a mi familia. Quiero hacer algo por la gente y como ciudadana tengo muchas metas. Me gustaría ser un servidor público que pueda trabajar con legalidad.

“Como fotógrafa empecé por la herencia familiar. Me gustaba mucho ver los momentos felices de una familia, una graduación, una boda o algo importante. Para mí, era observar cómo en una fotografía siempre se quedan esos momentos. La fotografía es la realidad de algo que ya pasó y que se mantendrá plasmada por la eternidad”, comenta.

Además de desenvolverse en ambas profesiones, Zulema es madre de una niña de ocho años, quien desde la primera vez que intentó ingresar a la corporación en 2013, le demostró su apoyo; al igual que su pareja, Carlos, quien trabaja como comerciante en el municipio de Corregidora.

Ingresar a la policía municipal no fue sencillo. Desde la primera vez que presentó sus documentos y no fue seleccionada, se quedó con la espinita de seguir intentando. Fue hasta tres años después, cuando al ir a recoger sus documentos originales, le informaron que podría formar parte de la corporación, pues una nueva academia de policía estaba próxima a abrir.

“Me dijeron que siguiera dejando mis documentos para hacer los exámenes de control de confianza, entonces, me llamaron y pasé todos los exámenes y en una llamada me llegó la noticia, que era una de las selecciones para la academia de policía”.

Además de presentar diversos documentos oficiales, tuvo que someterse a exámenes de confianza y conocimientos; así como a cursos formativos y un entretenimiento de acondicionamiento físico.

Aunque para desempeñarse como policía no se puede establecer un horario fijo y limita la convivencia familiar, para Zulema es una profesión que realiza con gusto, pues además le ayuda a convertirse en un ejemplo para su hija.

No obstante, al ser seleccionada para formar parte de la corporación, Zulema también escuchó algunas advertencias antes de dedicarse a esta profesión, una de ellas era que este trabajo era para hombres y que era muy riesgoso.

“Al inicio, cuando le platiqué a mi familia que ingresaría a la policía, me dijeron que era un trabajo para hombres, pero yo pienso que todo se puede con esfuerzo y empeño. Yo quiero ser un ejemplo para mi hija y quiero que siempre esté segura, que se mantenga segura.

“Hay que tener el valor, y sobre todo el coraje, de querer ser mejor. No solamente podemos ser amas de casa, sino también profesionales. La carrera policial además de ser una profesión es algo muy bueno personalmente, porque te ayuda a crecer ya convertirte en una mejor persona”, dice.

Aunque la idea de ser policía, va generalmente acompañada de palabras como corrupción y violencia, Zulema explica que el objetivo principal de este trabajo es ayudar a los demás y, sobre todo, buscar la protección de los ciudadanos.

Ante la situación de inseguridad que vive Corregidora, Zulema señala que una vez que empiece a laborar como policía de proximidad, le gustaría contribuir a disminuir los delitos en el municipio, el cual se ve principalmente afectado por los robos, y en el caso de los jóvenes, por la drogadicción.

“Me gustaría combatir la delincuencia, sobre todo por mi hija y su generación, para que crezcan sin ningún problema de drogas o malos ejemplos. La proximidad social es de las mejores aptitudes que tenemos y vamos a desarrollar. Me gusta mucho y, sobre todo, quiero apoyar a mi hija a crecer en un lugar mejor y que no tenga las dificultades que yo enfrenté”, comenta.