En este pueblo con 620 habitantes, todo mundo ha visto la casa de campo de Alejandro Ochoa Valencia, presidente municipal de Colón, Querétaro. Un escudo nacional dorado y un pendón tricolor destacan sobre esta finca de la comunidad de San Francisco, donde las calles no tienen pavimento y faltan servicios sanitarios en 47 de sus 114 viviendas.

Hace seis meses, la calle Benito Juárez conoció el alumbrado público gracias a una obra municipal que costó 194 mil 104 pesos y 91 centavos, según se lee en una cartelera puesta a un lado de la propiedad de Ochoa Valencia.

Con 484 metros de terreno y un valor con muebles de un millón 744 mil 289 pesos, la casa fue adquirida por el alcalde panista en 2012, cuando era líder de la priísta Confederación Nacional Campesina Independiente, según se apunta en la declaración patrimonial del funcionario.

Actualmente, sobre un predio situado enfrente de dicha casona, una cuadrilla de albañiles que es supervisada por un hermano de Ochoa —según pudo comprobarlo EL UNIVERSAL Querétaro—, construye una obra no identificada, a base de laja blanca.

San Francisco es una de las 59 poblaciones colonenses donde los porcentajes de viviendas sin agua entubada varían entre 36 y 100%, de acuerdo el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Tierra de desigualdad

Colón —único ayuntamiento del país que homenajea con su nombre al llamado “descubridor de América”— es tierra de contrastes, donde la pobreza comparte el espacio con grandes obras que en los últimos meses han venido poblando el horizonte: invernaderos, plantas de procesamiento de alimentos, bodegas de agroquímicos, rellenos sanitarios, así como conjuntos residenciales.

Ejemplos de estos contrastes —“encuentro entre dos mundos: del atraso y de la industrialización”, define un académico— están a la vista en muchas zonas de Colón y en algunos sitios han causado inconformidad social, dado que los potenciales beneficios para la población aún no se perciben.

A un costado de la localidad de Urecho —donde 81% de la población no ha concluido la educación primaria—, se edifica un plantel privado que tendrá un costo de 100 millones de dólares: la Arkansas State University Campus Querétaro, “primera universidad estadounidense en México”, reza la publicidad.

En Galeras —la más populosa comunidad de un municipio que no cuenta con hospital ni con unidades habitacionales del Infonavit— ya ondean las banderillas que publicitan lotes residenciales bajo el eslogan: “Un nuevo concepto de estilo de vida de El Marqués”, siendo que se edifican en tierras colonenses.

Sobre la ruta Tequisquiapan-Colón-Querétaro —área urbana en la que no hay sistema de transporte público, a excepción de taxis que no cubren el 30% de las poblaciones— ya se extiende un corredor de empresas agrícolas de origen internacional (Finka, Sunny Fields, Nutec y AgroPark High-Tech, entre otras), al igual que, kilómetros adelante, en patios traseros y laterales del Aeropuerto Intercontinental de Querétaro (AIQ), cientos de personas sufren por falta de movilidad entre una docena de compañías que conforman el llamado Corredor Aeronáutico.

El plan Colón

Con 86% de sus 58 mil habitantes considerados por el Coneval como “vulnerables” por carencia social y por ingreso, Colón enfrenta los avances del Plan Parcial de Desarrollo Urbano de Galeras (PPDUG), presentado en mayo por el gobernador Francisco Domínguez Servién. Proyecto que deberá convertir a dicha zona en “polo de desarrollo estatal”, según se apunta en el documento cuya copia está en poder de este diario. “(Colón) se encuentra en ubicación estratégica y en situación privilegiada para la circulación y producción de mercancías, así como para la captación de inversiones”, anota el plan desarrollista.

Según estimaciones del PPDUG, la población de sólo 10 comunidades colonenses (Cenizas, El Blanco, La Esperanza, Galeras, México Lindo, Purísima de los Cubos, San Idelfonso, San José de la Peñuela, Tierra Dura y Viborillas) pasará de los 24 mil actuales a 30 mil, ello dentro de un periodo de 14 años, resultando en 25% de incremento.

El crecimiento poblacional del municipio, proyectado hasta 2030, “representa un gran reto en materia de provisión de servicios, equipamiento e infraestructura pública, así como de vivienda”, advierte el documento.

Riesgos del proyecto

Una diversidad de riesgos y debilidades de índole municipal son advertidos por especialistas de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (Sedesu) y de otras instancias del gobierno estatal que elaboraron el estudio. De entre unas 40 consideraciones, este diario destaca:

Equipamiento urbano. “La mayor parte de los subsistemas presentan déficits, siendo los más graves los de cultura, salud, asistencia social, comunicaciones, transporte, recreación, administración pública y servicios urbanos”.

Conflictos viales. “Las localidades se encuentran muy próximas a las vías regionales, provocando nodos de acceso, los cruces de carreteras presentan importante tráfico vehicular”.

Asentamientos irregulares. “Suman 14 hectáreas: Ampliación Galeras (9), San Idelfonso (4) y Panales (1)”.

Drenaje. “Las localidades con mayor déficit: El Infiernillo y Panales (100%), Las Cenizas (82), Tierra Dura (56), San Vicente el Alto (28), Purísima de Cubos (22)”.

Inundaciones. “Se encuentra en riesgo la zona sur, especialmente San Idelfonso”.

Riesgo químico. “En latente riesgo, por almacenaje y transporte de sustancias peligrosas. En caso de mal manejo, pueden repercutir en contaminación de suelo y agua con metales pesados”.

Salud. “Se carece de un centro de salud con hospitalización, requerido para evitar desplazamientos de los enfermos hacia los municipios vecinos de San Juan del Río, Querétaro y Cadereyta”.

Riesgo socio-organizativo. “Es urgente la atención a estas carencias, para evitar la aparición de problemas sociales, así como para acelerar el proceso de consolidación en las localidades y en los numerosos fraccionamientos que han surgido”.

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