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Madererías. Crecen por inmobiliarias

En una de las madererías que se ubican sobre Corregidora Sur, el sonido de las sierras cortando hojas y el olor a madera, Evelyn Galván, encargada del negocio Triplay y Maderas Corregidora, dice que el material es traído de Morelia, Michoacán.

Uno de los productos que más se venden en la maderería es la melamina. A las empresas constructoras se les surte de polín, barrote y cimbra (CÉSAR GÓMEZ)
08/01/2017 |01:32
Domingo Valdez
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El olor a madera, el sonido de las sierras cortando hojas y los clientes que llegan solicitando un material especial, se observan en una de las madererías que se ubican sobre Corregidora Sur, en donde todo se mueve en una aparente caos, aunque todos llevan a cabo las tareas asignadas.

Las camionetas de carga, con plataforma, llegan y descargan las maderas y el triplay, que de acuerdo a Evelyn Galván, encargada del local, son traídas de Morelia, Michoacán.

Mientras, los empleados del negocio Triplay y Maderas Corregidora, que de acuerdo a la mujer abrió sus puertas hace 15 años aproximadamente, realizan sus labores.

Evelyn explica que en el negocio hay mucho movimiento, ya que se dedican a surtir al sector de la construcción, uno de los rubros económicos más boyantes en Querétaro en los últimos años, debido al boom inmobiliario, originado por la migración de personas de otros estados del país a la entidad.

Los empleados de piso, si pueden considerarse así, están atentos al momento en el que llegan los clientes, para recibir el pedido, localizarlo y lograr la venta.

El lugar es amplio, con las oficinas y el mostrador del lado derecho, pues el resto del espacio lo ocupan grandes anaqueles donde se colocan las maderas y el triplay, de acuerdo a las medidas y tipo.

En el lado izquierdo se ubican las sierras, en donde se cortan, a pedido del cliente, los productos que compró.

Un hombre llega en su automóvil. Baja del mismo y pide a uno de los empleados un tipo específico de triplay, con medidas exactas. El joven empleado busca el material y le dice a Evelyn que se concretó una venta. Posteriormente, se corta el triplay con las medidas requeridas por el cliente, que en menos de 15 minutos fue atendido y se marcha satisfecho.

Al fondo, en dos sierras, trabajan dos empleados más en el corte de un pedido. Con cuidado, llevan a cabo su labor, pues por la naturaleza de la máquina un descuido puede causar lesiones graves, tan graves como la amputación de una mano o el corte de un dedo.

Evelyn Galván explica que en Triplay y Maderas Corregidora trabajan 15 personas, entre cortadores, choferes, auxiliar de patio, cajera y los empleados de mostrador.

La mujer añade que el producto que más se vende en es la melamina, que puede ser al mayoreo o al menudeo.

“Por lo regular es gente o arquitectos que están haciendo casas y vienen por la madera para hacer sus muebles”, explica.

A las empresas constructoras, agrega, se les surte de polín, barrote y cimbra, aunque es en menor medida.

Subraya que las medidas de seguridad son estrictas, ya que deben de cumplir con los reglamentos de Protección Civil; tienen que tomar cursos de prevención de accidentes, así como dotar al personal de guantes, tapones auditivos, lentes y zapatos de seguridad.

Añade que, como mujer y al frente de un negocio donde 95% de los trabajadores son hombres, no ha experimentado ningún tipo de agresión o discriminación de género, pues todos los empleados son respetuosos con ella y en el trabajo se lleva bien con los varones.

Evelyn se dirige rápidamente al mostrador. Tiene que hacerlo así, ya que su cajera no se presentó a trabajar y tiene que cumplir con esas funciones por hoy.

En el camino, un chofer la intercepta y le dice que tiene una carga. La mujer cambia de dirección y se encamina a la camioneta con las hojas de madera. Ve las cuenta y da su aprobación. El chofer sube a la camioneta y parte. Es parte del trabajo diario.

La mujer se dice feliz con su trabajo, a pesar de que muchas veces hay clientes que no llegan del mejor humor, que son atendidos de manera rápida y de la mejor manera posible para que se vayan satisfechos y regresen nuevamente; aunque recalca que todos los clientes son tratados de manera eficaz y cortés.

Madre de tres hijos, de 19, 17 y 13 años de edad, apunta que sus vástagos en ocasiones le expresan que no están muy contentos con su trabajo, ya que es muy absorbente y requiere de mucho tiempo. “Lo respetan, ya están grandes, ya no necesitan tanto de mi”, acota.

De pronto, un remanso de calma. Los empleados esperan a los clientes potenciales, aunque saben que la mayoría de quienes entren el negocio serán una venta segura. Mientras, se separan un poco de los anaqueles con la madera y fuman un cigarrillo.

Eloy Galván es uno de los trabajadores del lugar. Lleva un mes trabajando en la maderería como empleado de piso.

Antes se dedicaba a lo mismo, al negocio de la madera, que le viene de herencia, pues su padre es carpintero.

Explica que hace cinco años llegó a Querétaro, proveniente de Ciudad Neza, en la zona conurbada de la Ciudad de México. La inseguridad en ese municipio mexiquense lo orilló a buscar una mejor calidad de vida para él, su esposa y sus tres hijos, encontrando en el estado un mejor lugar para desarrollarse.

Hombre de pocas palabras, señala que aprendió el oficio de la carpintería de su padre, pero no lo ejerce de manera comercial, sólo se dedica a hacer muebles para su casa.

“En mi casa me pongo a hacer muebles para mi casa. Son para uso personal”, menciona Eloy Galván.

Precisa que su horario de trabajo es de las 8:00 a las 18:00 horas de lunes a viernes y los sábados de 9:00 a 14:00 horas.

El momento de calma termina. Nuevos clientes llegan y se apresuran a atenderlos. Buscan entre el material lo que las personas solicitan, lo llevan al comprador, quien da su visto bueno y se concreta una venta más.

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