Desde hace tres meses, estudiantes de las licenciaturas en Criminología y Derecho de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) trabajan con 750 alumnos de los 18 grupos de la escuela primaria Centenario, ubicada en la capital, para prevenir la discriminación y la violencia tanto física como verbal.

Entre los resultados obtenidos, se ha detectado que alumnos de primer a tercer grado de primaria la problemática de discriminación es mayor; de tercero a sexto la violencia verbal, mientras que la física está presente en todos los grados.

Por medio del proyecto “Disminución y visualización de la violencia escolar”, los estudiantes de la UAQ buscan combatir las distintas formas de violencia escolar, y formar individuos en un medio escolar sano; fomentar un ámbito de denuncia con el respeto a las reglas y atender las necesidades del alumno que crea problemas entre sus compañeros.

El proyecto también maneja un buzón de denuncia anónima en el que los alumnos indican sí han sido o no víctimas de violencia o discriminación, detectar con esto al denominado “alumno-problema” y transformarlo en un “alumno-clave”, es decir, el menor con el que se tiene que trabajar mediante un tratamiento de apoyo psicológico que brinda la maestra Karla Ulloa, de la licenciatura en Criminología, que en promedio atiende un caso por semana.

Los estudiantes Gabriela Benítez Licona y Cristian Leonardo Juárez Cruz del quinto semestre de Criminología, así como Laura Benítez Licona y Eduardo Perea Troncoso del séptimo semestre de Derecho, han implementado un programa de aprendizaje simbólico en el que a través de la realización de diversas dinámicas de empatía que se realizan en cada uno de los salones de clases se trata de que los menores identifiquen las diferentes problemáticas.

“Manejamos caritas de colores: la amarilla significa discriminación, la verde es violencia verbal, la roja es física y empleamos una carita blanca para indicar que un grupo tuvo un día sin violencia. Buscamos que desde las edades más tempranas se identifique el problema y nos ayuden a crear una conciencia colectiva”, comentó Gabriela Benítez Licona.

Los universitarios han encontrado que en lo que llevan de la aplicación de este esquema para erradicar discriminación y violencia han tenido una buena respuesta y colaboración de parte tanto de las autoridades directivas del plantel escolar, de padres de familia y de los propios alumnos, con quienes además conviven durante el recreo para fomentar actividades recreativas.

De esta manera se posible observar, hasta el momento, que el grupo que presenta mayores avances es el de sexto grado.

Este proyecto tendrá una duración de seis meses, en el que los estudiantes asistirán a la escuela para ver las mejoras y los avances en el comportamiento de los menores, con el objetivo de “educar al niño de hoy para no castigar al adulto del mañana”.

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