Mi nombre es Xahni. Nací en Santiago Mexquititlán. Me gustan las danzas, porque me recuerdan a los abuelos. Esas son las frases que pronuncia desde su corazón la muñeca artesanal bilingüe, proyecto que ganó recientemente el Premio Municipal de la Juventud 2016, en la categoría de Innovación y Emprendedurismo, y está postulado al Premio Nacional de la Juventud 2016.

Xahni está hecha de tela y muchas horas de paciencia. En su interior tiene un dispositivo “corazón” que le permite hablar otomí y español, esa virtud llamó la atención a nivel internacional. La muñeca nació por idea del antropólogo queretano Román Sauza, quien fundó en colaboración con Laura Arciga y Alfredo Reyes, la microempresa Yosoyoho, dedicada a la elaboración de juguetes didácticos con la finalidad de promover costumbres y tradiciones de los pueblos indígenas.

La muñeca se presentó por primera vez en abril, a la fecha han elaborado más de 300 y se siguen renovando, ahora su dispositivo es recargable a través de un puerto USB. Además, Xahni tiene una hermana mayor, una muñeca de un metro con 50 centímetros, que ya está en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).

El 15 de agosto, a las 19:00 horas, en el Centro de las Artes (CEART) de Santa Rosa de Viterbo, se presentará Xahni, en una celebración con poesía en otomí y exposición de obra plástica referente a la misma cultura. El siguiente paso de la empresa es consolidar la marca, estabilizarse y concretar la propuesta de llevar su prducto a Liverpool y Palacio de Hierro.

Camino a Santiago Mexquititlán

Quienes han visto a Xahni, esa muñeca otomí de tela que calza tenis, como muchas mujeres de hoy, desconocen la historia de las manos que la crean. Román, Laura y Alfredo invitaron a EL UNIVERSAL Querétaro al lugar donde se construye el cuerpo y rostro de Xahni, la casa de la señora Antonia Ruiz Fernández y su esposo Pedro Martínez Noguez, allá en el tercer barrio de Santiago Mexquititlán, Amealco.

Completar el trayecto de Querétaro a Santiago Mexquititlán toma hora y media. Se toma la carretera Querétaro-México y antes de llegar a San Juan del Río está la desviación a Amealco. Verdes paisajes y espejos de agua indican que es temporada de lluvia. Después de pasar la cabecera municipal de Amealco el trayecto sigue, en ratos se nubla y el viento se vuelve frío, típico del clima en esta región.

Ya en Santiago hay que dirigirse al tercer barrio por un camino de tierra. Llegando a la casa de la señora Antonia, empiezan a ladrar los perros; huelen a los extraños. Antonia ha terminado de hacer las tortillas y aprovecha la lumbre para tostar unas semillas, entre vuelta y vuelta a las pepitas con sal, platica su historia.

Román, Laura y Alfredo, los jóvenes empresarios que llamaron la atención de todo México con la creación de Xahni, se quedan en el marco de la pequeña puerta, escuchando atentos cada palabra de Antonia.

Desde muy pequeña

Santiago Mexquititlán es una comunidad donde la gran mayoría de la población se dedica a la elaboración de muñecas. Sofía Fernández González y dos de sus hermanas son consideradas las primeras mujeres de la comunidad en crear dichas muñecas, cuando iniciaron, tener una máquina de coser era casi imposible.

Antonia, es hija de la señora Sofía; de ella aprendió todo. “Empecé a hacer las muñecas, no a jugar con ellas. Desde muy pequeña, como a los cinco años, ayudaba a mi mamá a hacerlas; con eso salimos adelante. Yo empecé a rellenar las manitas, el cuerpo y piecitos, mi mamá formaba la cabecita, así aprendí”, narra.

Todo ese aprendizaje que adquirió lo compartió con su esposo, dedicado a la construcción. Ahora él es todo un experto en la creación de las muñecas, a tal grado que ya ha superado la experiencia de su propia esposa.

“Cuando me casé, hubo un tiempo, en el año 1995, que no había trabajo y entonces yo le dije a mi esposo: Yo sé hacer muñecas, ¿por qué no hacemos muñecas y vendemos? Y así poco a poquito salimos adelante”.

Decidieron salir de Santiago Mexquititlán y en cada lugar que llegaron comenzaban a elaborarlas. “Nos fuimos para México y así como los pajaritos nos fuimos para Nuevo Laredo, ahí estuvimos unos meses y nos poníamos a vender los dos, aunque no se vendían muy bien. Luego nos fuimos por cinco años a Baja California Sur, íbamos y veníamos, duramos tres años ahí.

Hace ocho años regresaron a Santiago Mexquititlán y en todos este tiempo nunca han dejado de hacer muñecas; al contrario, dice Antonia con orgullo: “Hemos mejorado”. Al mes, si trabajan desde que sale el sol hasta que se mete, pueden crear hasta 200 muñecas. Los modelos que elaboran actualmente son tres: la muñeca con la vestimenta tradicional de Santiago Mexquititlán (blusa con pliegues, falda tableada, faja en la cintura); Frida Kahlo y Xahni.

Cuando les propusieron crear a Xahni, Antonia no estaba tan convencida, porque además de todo el trabajo que implica hacer la muñeca, necesitaban un cierre especial para introducir el dispositivo que la hace hablar en otomí.

Antonia sí habla otomí; sus hijos, muy poco. “Yo aprendí el español hasta que entré en la escuela porque te decían en la escuela: ‘No sabes hablar español’... Los mismos maestros te discriminan. Y ahora que hablas un poquito el español ya quieren volver a rescatar el otomí, pero al principio nos humillaban los maestros, nos discriminaban, hablaban mal de nosotros sólo porque no hablábamos español”.

El procedimiento

Hacer las muñecas es una tarea de mucha paciencia. Primero se trazan los moldes, pies, manos, cuerpo y cabeza. El relleno parece ser más sencillo, pero no. Román, Laura y Alfredo ayudaron a rellenar el cuerpo de una Xahni y no les fue muy bien en la calificación que les dio Antonia. Román sacó cuatro en su primer intento; Alfredo, dos, mientras que Laura fue la mejor calificada. Una vez que está listo el relleno, se unen todas las piezas. El vestido es cosa aparte. También requiere tiempo para el bordado facial y el cabello. El detalle del cierre es indispensable, aunque cuesta más trabajo.

Una vez terminadas las muñecas, viajan hasta la ciudad de Querétaro, se les coloca el dispositivo recargable con pilas USB, amigable con el medio ambiente e indicativo del constante trabajo de evolución que busca Yosoyoho. Para finalizar, se les borda en el vestido una palabra en otomí, trabajo de la antropóloga Laura Arciga. Después se empaqueta y está lista para viajar a todo México o al extranjero, recientemente se envió un pedido especial a Estados Unidos.

¿Y si hago hablar a esa muñeca?

En diciembre del 2015, el antropólogo Román Sauza comenzó a formular el proyecto de Xahni. Acababa de regresar de Quintana Roo, donde estudió la maestría en Antropología Aplicada, “y yo decía: Me quiero ocupar en algo en lo cual yo pueda ayudar a la gente, empecé a buscar y como a las 12 de la noche dije: ¿Y si hago a hablar a esa muñeca? La idea inicial fue que hable para que no se pierda la lengua, a la mañana ya tenía la idea más clara y ya estaba empezando a contactar a la gente para tener un prototipo”.

Hay Xahni de tres tamaños: 18, 30 y 50 centímetros. Y crearon para la UAQ tres muñecas de tamaño real, con medidas de un metro y 50 centímetros, con la misma virtud de hablar otomí y español.

“Fue mucho el impacto que tuvo la pequeña y con esa cualidad de que habla nos pareció importante llevar el proyecto, además porque todos nosotros somos egresados de la UAQ. Es una forma de acercar a la comunidad estudiantil a la cultura otomí, que parecía que al interior de las universidades no hay discriminación, hay conocimiento de las culturas indígenas, pero la realidad es otra. Queremos sensibilizar a la población universitaria también, que vean que hay mujeres otomíes que circulan por las calles de la ciudad y que debe de haber tolerancia y respeto”, explica el antropólogo Román Sauza.

De la la muñeca, Laura y Alfredo, no se esperaban tanto éxito, al menos no tan pronto; pero Román, dice que él sí lo hacía. Habla confe del proyecto y hasta tiene tatuado en un brazo una muñeca otomí.

“Yo les decía a los muchachos que yo sí creía, quizá porque fui la persona que tuvo la idea y de poco a poco los fui involucrando, yo sí creía en esto y con esto quiero vivir, para mí Yosoyoho ya es parte de mi vida, incluso me gustaría dedicarme 100% a la empresa. Yo espero que a fín de año comience a dar utilidad, aquí nadie quiere ser millonario, nadie quiere dejar su estilo, pero creo que sí podemos aprovechar ese recurso en proyectos productivos”, dice.

Tanto ha llamado la atención la muñeca artesanal bilingüe que la han pedido con aditamentos especiales, como alas. “No es que nosotros estemos pugnando por hacer Xahni con alas de manera masiva, sino que respondemos a los gustos personales; si me piden muñecas con alas, yo le puedo dar trabajo todavía a Antonia y le puedo dar trabajo a las personas que trabajan en Yosoyoho, pero no queremos hacer Xahni Spider-Man, ni Xahni Batman. Esas peticiones te dan luz como empresa, te dice que es lo que quiere tu público. Xahni alas habla otomí y español, y puede acercar a otras personas que tienen un gusto por las hadas a que se den cuenta que en México hay pueblos que hablan en otras lenguas”, asegura Sauza.

La muñeca se encuentra a la venta en Casa de las Artesanías, en Boutique Internacional de Souvenirs, y en la página de Facebook Yosoyoho. “Y está la idea de empezar en Liverpool y en Palacio de Hierro, con cánones de calidad súper altos, pidieron una muñeca súper detallada. Quedamos en septiembre hacer el lanzamiento en cinco tiendas de la Ciudad de México, todavía no es un hecho, ya hubo acercamiento”.

El lunes 15 agosto, a las 19:00 horas, en el CEART de Santa Rosa de Viterbo, se presentará la muñeca artesanal bilingüe, pero queda pendiente llevarla a las comunidades otomíes. “Me interesa muchísimo evaluar a mi muñeca, saber si Xahni realmente contribuye a revitalizar la lengua, que por lo que yo he visto, sí; mi hija ya sabe decir unas palabras”.

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