Dos de cinco hijos y el esposo de Flora Maya se encuentran en los Estados Unidos. Los primeros están en Texas y Oklahoma y su marido en Tennessee. Se dedican a la yarda y a la construcción.

Para la mujer originaria de la comunidad de San Pedro, en el municipio de Huimilpan, el mayor miedo es que migración los agarre.

Particularmente le preocupa uno de sus hijos, que es menor de edad, pues tiene miedo de que no sepa qué hacer o a dónde ir.

“Ellos, cuando se fueron, eran menores de edad. De hecho uno sigue siéndolo. Tiene 16 años. Cuando ellos eran pequeños, como fueron cinco hijos, nos veíamos muy limitados y, ahora que los mayores y mi esposo están allá, las cosas han cambiado y ha mejorado nuestra calidad de vida”, refiere Flora .

Ella tenía un pequeño negocito desde antes que sus hijos se fueran para ayudar con los gastos de la casa; sin embargo, por cuestiones de salud tuvo que cerrarlo, aunque cuenta con todo lo necesario para seguir trabajando.

Su negocio era de comida y arreglos florales y lo sigue trabajando en fines de semana u ocasiones especiales, en el caso de los arreglos.

Cada cierto tiempo la mujer se traslada a Huimilpan a cobrar las remesas que envían sus familiares; no obstante, a veces se les complica enviar dinero por el pago de los biles (las facturas de luz, agua, teléfono o renta).

“Hay ocasiones que me mandan 10 mil pesos y ocasiones que más o que menos. Yo trato de ahorrarlo. No es que a mí me lleguen los 10 mil pesos y me los vaya a gastar. En ocasiones hago trabajos y con eso me estoy manteniendo con mis hijos y con parte de lo que ellos me mandan”, indica.

“Se trata de ahorrar, porque se van con gran esfuerzo para hacer algo y no podemos nosotros, como familiares que estamos acá, gastarnos todo lo que nos mandan”, agrega.

Flora tiene otros dos hijos varones en México, de 12 y 14 años, que actualmente cursan la secundaria, y una mujer de 20 años, que estudia fisioterapia en la universidad. En total son cuatro hombres y la joven.

Nunca consideró irse para Estados Unidos, aunque su esposo se lo continúa sugiriendo: “Me dice, pero a mí no me gusta estar encerrada. La mayoría de las personas que están allá y que son madres de familia dicen que sólo llegan a estar encerradas, porque no pueden salir por miedo a que los vayan a agarrar.”

En San Pedro, Flora tiene su hogar, un invernadero y animales. “Me dedico a ellos y a mis hijos que están en la secundaria”, dice.

“Uno como mamá está con la preocupación”. El esposo de Flora lleva tres años en Estados Unidos desde que se fue por última vez y, desde entonces, no ha regresado. Explica que como es grande de edad, siente que ya no la hace para irse nuevamente.

“Esta última vez para él fue muy difícil, porque el coyote le dijo que iban a ser cuatro días de camino, pero nunca le dijo que con sus noches. Dice que llegó bien amolado. En diciembre estuvieron los tres juntos, pero una vez que inició su temporada de trabajo cada quien se fue a lo suyo. Tengo miedo de que agarren al más chico y que no sepa qué hacer. Uno como mamá que está acá está con la preocupación que algo les pueda pasar”, refiere.

Hoy en día, el mayor temor de Flora es que agarren a sus hijos. De hecho, el más chico tiene un año en Estados Unidos y aún no acaba de pagar lo que gastó para llegar allá.

El costo por cruzar la frontera, refiere, ascendió a cerca de 100 mil pesos. Esta cifra incluye el pasaje hasta la frontera y, allá, “hay unas personas que les sacan dinero. Son los zetas, que les llaman. Tienen que dar ahí 7 mil pesos y luego el que los pasa en la lancha y el raite.” Aunque a veces pasa que en un año quienes emigran no logran juntar los cien mil pesos.

Se van desde los 14 años. La presidenta municipal de Huimilpan, Celia Durán Terrazas, refiere que personas de la demarcación, sobre todo hombres, migran a Estados Unidos desde los 14 años.

“Yo trabajé 32 años como maestra, directora y supervisora; 28 de los 32 años en el municipio de Huimilpan, en diferentes comunidades. Lo que se escucha de los jovencitos es que ellos quieren seguir el prototipo de los familiares que tienen en Estados Unidos. La imagen que tienen es que si se van a Estados Unidos van a tener una buena camioneta, van a traer dólares y van a poder hacer su casa. Dicen que en Huimilpan no van a poder porque no tenemos fuentes de empleo que ofrecer a nuestra gente”, menciona la alcaldesa Durán Terrazas.

¿Cómo persuadirlos para que se queden en Huimilpan? De acuerdo con la presidenta municipal, una opción sería ofrecerles oportunidades de empleo. En este sentido, refiere que al ayuntamiento han llegado empresas a ofrecer hasta 200 empleos.

“Cuando tú preguntas cuánto le van a pagar a la gente te dicen mil pesos a la semana, trabajando ocho horas de lunes a sábado. Tú le dices eso a la gente y te dice que en Estados Unidos mil pesos se los gana en dos o tres horas. Ese comparativo que hacen no les conviene”, señala.

Celia Durán refiere que la economía de Huimilpan depende en gran medida del dinero que envían las personas que trabajan en Estados Unidos. Este dinero se utiliza, añade, para el bienestar de las familias, para su alimentación y para que tengan mejores condiciones de vivienda.

La alcaldesa afirma que, hasta el momento, no se han presentado deportaciones masivas en Huimilpan; no obstante, muchas personas que pasan en el país todo diciembre y parte de enero se han encontrado con más vigilancia en la frontera.

Pese a ello, la intención no es permanecer en Huimilpan, sino regresarse a los Estados Unidos.

Otros habrían decidido no regresar a visitar a sus familiares, por miedo a no poder cruzar la frontera de nuevo.

“El punto de vista que yo tengo es que ni como país ni como estado, y menos como municipio, estamos preparados para atender deportaciones masivas. Sí tendríamos que trabajar de forma colaborativa el municipio con el estado y con el país, para poder ofrecer a nuestra gente condiciones de vida que les permitan esa permanencia en el municipio, en el estado o en el país”, acota.

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