En las próximas elecciones se prevé más violencia y publicidad para mal informar, lo que obliga a la responsabilidad de todos de ser agentes de un cambio verdadero, advirtió Gabriela Villafuerte Coello, magistrada presidenta de la sala regional especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

En su ponencia “Libertad de expresión y redes sociales en el escenario electoral”, presentada en las instalaciones de la 59 Legislatura, detalló que de los casos que llegaron a la sala durante los procesos electorales 2018 y 2019, 60% tuvieron las redes sociales como medios de comisión, mientras que en 40 % restante se presentaron las redes sociales como medios de prueba. “[Para las elecciones del 2021] estamos en riesgo, en cuanto a la forma en que se pueden manipular o controlar”.

El anonimato y la suplantación de identidad se encuentran entre los retos más grandes para combatir información engañosa contra algún candidato o partido en internet.

Señaló que “se carecen de herramientas suficientes para atender la evolución galopante de la tecnología, y algunas compañías que ofrecen plataformas ya comienzan a aplicar reglas, pero se requiere del apoyo de todos para evitar que las agresiones y frustraciones se repliquen en internet”.

Incluso las autoridades llegan a realizar mal uso de los recursos públicos, al publicitarse en internet durante la veda electoral.

Bajo pregunta expresa respecto a si un diputado puede ser sancionado pese a carecer de jefe jerárquico, sostuvo que sí, que ante cualquier posible irregularidad se debe dar aviso al Congreso correspondiente, para que tome cartas en el asunto.

En campañas en redes sociales se replicó violencia contra las mujeres, por lo cual la sala se enfrentó a situaciones polémicas, al deber priorizar el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia por sobre la libertad de expresión.

Cuando se argumenta que un posible daño se realizó bajo el derecho de la libertad de expresión, ella procura beneficiar al sector más vulnerable, como son niños, personas con discapacidad, indígenas y mujeres.

En las pasadas elecciones se observaron múltiples micromachismos, así como el lenguaje sexista y las entrevistas estereotipadas, pues a la candidata se le dice “que hermoso vestido y dónde dejaste a tus hijos”, preguntas que nunca se harían a un hombre. También las periodistas de deben enfrentar a que políticos les digan “corazón” o “mi vida”, lo que jamás se le diría a un hombre.

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