El inmueble que hoy alberga al Teatro de la República no siempre perteneció a la Fundación Josefa Vergara y Hernández, en sus orígenes era propiedad del ayuntamiento de Querétaro.

En 1851, cuentan los historiadores, las autoridades decidieron edificar el Teatro Iturbide, sin embargo, a media construcción se acabó el dinero, por lo que se recurrió a la iniciativa privada.

La fundación de doña Josefa Vergara y Hernández, la mujer más acaudalada de la ciudad, decidió invertir capital para terminar el inmueble en 1852, quedándose con el teatro, según consta en el Registro Público de la Propiedad.

A su muerte, Vergara y Hernández legó sus bienes —valuados en esa época en un millón de pesos— a la beneficencia pública y nombró como albacea al municipio.

En su testamento hay instrucciones precisas para que su legado se utilizara en el primer alumbrado público de la ciudad, donaciones a conventos, así como la creación de hospicios y de una casa de empeño, que aún funcionan.

El delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Manuel Naredo Naredo, mencionó que la intención de hacer la venta de este inmueble radica en la posibilidad de obtener recursos para que se continúe haciendo las labores altruistas de la fundación propietaria, entre las que destacan el apoyo a niños y mujeres en situación de vulnerabilidad; toda vez que en los años que el gobierno del estado ha administrado el inmueble, no ha erogado recursos para tal causa.

La fundación está buscando tener un ingreso de ese inmueble para las labores que realiza cotidianamente, pero no está pensando en venderlo al mejor postor.

“Según entiendo el gobierno del estado no le ha dado ninguna retribución a la fundación”, dijo.

EL UNIVERSAL Querétaro trató de localizar al presidente de la fundación, sin embargo, sus asistentes dijeron que se encontraba fuera de la ciudad. Con información de Quadratín

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