Camila Gisela Barrera Sánchez es originaria del barrio de El Molino, en el municipio de Tolimán, la situación social que vive ella, su familia y su comunidad, dice, le exigen tener una visión más adelantada que los niños y niñas de su edad.

Camila se mostró convencida de que tendrá que aprovechar la oportunidad como diputada en el 12 Parlamento Juvenil, para buscar que las problemáticas sociales que enfrenta su comunidad no sean ignoradas. Por lo que confío algún día llegar a ser presidenta municipal para revertirlas.

Aunque en su momento, cuando la nombraron parte de los 25 diputados juveniles tuvo que enfrentar las agresiones de sus compañeras, quienes la criticaron y denostaron su logro —hasta el punto de querer golpearla— la pequeña de apenas 12 años de edad llegó hasta el Congreso local para dar su mejor esfuerzo y demostrar que tiene la capacidad para representar a todo su municipio, además de enorgullecer a sus padres.

Pese al acoso, Camila narra para EL UNIVERSAL Querétaro que este nombramiento fue uno de los mejores logros de su vida, situación que mantendrá en su mente al paso de los años. “La verdad sentí una alegría tremenda, mi sonrisa no me la podía quitar de la boca, la quería cerrar y mi sonrisa no se borraba, es un gran momento que nunca se me va a borrar, siempre va a estar en mi mente”, señaló cuando la voz se le quebraba.

En el sexto año de la escuela primaria “18 de marzo”, la ahora legisladora tiene muy claro cuál es el valor que habrá de defender con sólidos argumentos durante los próximos dos días en los que asuma el cargo. Para Camila es necesario que se defienda sobre todas las cosas la libertad, toda vez que sin ella no hay un futuro. “Creo que sin libertad no tenemos nada, no podemos trabajar, si no tenemos libertad no podemos estudiar esa carrera que nosotros queramos para salir adelante algún día y ser alguien en la vida”.

Enfocada en que quiere estudiar una maestría e incluso un doctorado, para llegar a ser una alcalsesa capacitada y así mejorar las condiciones de vida de su municipio y de comunidades similares a la que pertenece —la cual que cuenta con apenas poco menos de 400 habitantes—, entre las condiciones que considera deben ser cambiadas, se encuentran las laborales y la infraestructura educativa.

“Me gustaría ser presidenta o diputada porque en mi comunidad hay muchas situaciones, quisiera cambiar el empedrado, para ir y acomodar las casas, poner pisos firmes, arcotechos en las escuelas; en mi municipio hubo un presidente municipal que dejó tirada la escuela”.

Mientras otros niños y niñas juegan videojuegos o corren por los parques, ella sueña con revertir las condiciones de pobreza de su natal Tolimán, ese lugar en el que los políticos no han cumplido sus promesas e inclusive se encarcela a personas que roban comida para alimentar a su familia.

“Los políticos siempre van a tu casa y piden que voten por ellos, que no sé qué, que van a hacer esto y aquello pero la verdad no hacen nada”.

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