Orgulloso de considerarse un ranchero de toda la vida, al grado que cuando se retire de la política su plan es volver a su rancho en Huimilpan y dedicarse de tiempo completo a la producción de carne, el gobernador Francisco Domínguez Servién reveló que en su etapa juvenil tuvo la inquietud de dedicarse a la vida religiosa, motivo por el cual ingresó tres meses al seminario para formarse como sacerdote, sin embargo, se dio cuenta a tiempo de que su vocación era otra.

En esta entrevista A bote pronto, Pancho, como le gusta que le digan, asegura también que la felicidad completa no existe, y dice que si tuviera un poder le gustaría usarlo para que no hubiera diferencias tan grandes entre los tienen y los que no.

¿Cuál es el principal rasgo de su carácter?

—Es un carácter fuerte, pero convencido del orden, la disciplina, y antes que todo la educación. Conjuntando todo esto, es un carácter muy fuerte cuando se debe.

¿Qué cualidad aprecia más en una persona?

—El compromiso. Muchos dicen la lealtad, pero la lealtad debe ser al grupo de trabajo, no a Pancho Domínguez. Cuando estás en la política y tienes una responsabilidad como la de ser gobernador, la lealtad debe ser al mandato de los ciudadanos encabezado por mi persona; debe ser la lealtad al trabajo y a su responsabilidad (de sus colaboradores), entregados, yo les digo, en un 110%.

¿Qué es lo más aventurero que ha hecho en la vida?

—Intentar ser seminarista. En secundaria me fui a probar tres meses al seminario de Puebla y en ese lugar me aceptaron, pero cuando vengo [a Querétaro] por mis cosas, ya para irme de interno al seminario, ya no regresé.

Yo estudié preescolar, primaria y secundaria con religiosos. La primaria fue con maristas y la secundaria con salesianos y el director del Salesiano me llevó al seminario debido a que era muy apegado a mi religión y me convenció. Viví tres meses en el seminario, en Puebla, pero cuando regresé a Querétaro me di cuenta de que no tenía vocación. En aquel entonces hacía mucho deporte, y me empezaban a llamar la atención las mujeres, entonces hablé con mi mamá y le dije “ya no me voy” y, finalmente, ya no me fui.

Otra de las cosas más aventureras que he hecho en mi vida fue la famosa patada en el Congreso federal (el 1 de diciembre de 2006). Yo estaba convencido de que la Constitución se tenía que cumplir, y Felipe Calderón tomar posesión como presidente de la República (acción que la fracción parlamentaria del PRD trataba de evitar). De otra forma, hubiera tenido que haber elecciones extraordinarias y antes un presidente interino y esto hubiera provocado, desde mi punto de vista, un caos social y económico en el país. Este hecho [la patada contra el diputado perredista Faustino Soto] lo tengo como parte de las aventuras de Pancho Domínguez.

¿Qué espera de sus amigos?

—Que sean los mismos de siempre. Antes de que Pancho entrara a política y después de que Pancho se retire de la política. Somos cuatro amigos, contados con los dedos de la mano, como se dice, desde los 13 años y nos mantenemos como amigos, independientemente de lo que sea cada quien. No tocamos ni al Pancho gobernador o al gran empresario o no empresario. Somos cuatro amigos sólidos desde los 13 años, evidentemente más maduros.

¿Su principal defecto?

—Lo enojón, aunque la vida te va madurando.

¿Su ocupación favorita?

—Tú sabes que aquí, ya en segunda generación, nos dedicamos al sector agropecuario, a la producción de cerdos y ovinos, ya no me meto tanto, debido a que no da tiempo, sin embargo, lo que sí es mi pasión es montar a caballo ahí en Huimilpan y, al mismo tiempo, supervisar, ya por la orillita, los negocios personales y familiares.

Hace tiempo una borrega del rancho tuvo una cría. Es de una raza inglesa, pero su color es café rojizo, pero además nació una negra y la raza se le califica como pura, es por eso que subí una foto de ello a las redes sociales. Con esas fotos dos compañías productoras me buscaron para que se las vendiera porque son muy raras en su raza; la mamá de esa cría es de mis consentidas en el rancho.

¿Su ideal de la felicidad?

—Sí existe la felicidad, la hay, yo la he tenido. Pero en enero yo le decía a mi mamá que la felicidad completa no se puede tener. Por ejemplo, yo ya llegué a ser gobernador y he avanzado también en los negocios, pero a principios de año nos pegó un virus en las granjas porcinas que nos afectó durísimo, y mató a 5 mil 700 animales. Esto me provocó un hoyo y una preocupación enorme. Estaba muy completo y feliz, pero la vida puso ese problema sanitario; hoy nos estamos recuperando, nos vamos a recuperar.

¿Cuál sería su mayor desgracia?

—La pérdida de un ser querido, yo ya perdí a mi padre hace 12 años y sigo teniendo un hueco en mi corazón. Yo creo que la pérdida de cualquier ser querido es muy lamentable, se dice que se recupera con el tiempo y no es cierto, siempre se queda ahí [la herida].

¿Qué le gustaría ser, si no fuera político?

—Me hubiera gustado ser médico general. Cuando yo estaba en la preparatoria pensaba estudiar medicina humana y medicina veterinaria. Pero también es mucho tiempo estudiar medicina general entre la carrera, el internado, la especialidad. Estoy convencido de que curar a un ser humano debe de ser muy satisfactorio, pero honestamente no cambiaría ser ranchero por nada.

Karina [su esposa] me dice: “De ranchero, granjero, porcicultor, ganadero a político, nada más falta que seas artista”, pero yo le dije que eso definitivamente no, porque yo no canto ni bailo ni nada, pero ranchero sí, y toda la vida.

¿En qué país desearía vivir?

—Siempre en México

¿Cuál es su color favorito?

—Para vestir el azul marino, blanco y negro. Pero en general, como lo grité y todavía lo sigo gritando cuando tengo la oportunidad, el azul, tal como es el color del cielo.

¿Cuál es su animal favorito y por qué?

—El caballo, debido a que es un animal con el que te puedes conectar, por eso a mí me da paz y tranquilidad.

¿Canción favorita?

—“Acá entre nos” y “Qué de raro tiene”. Las dos canciones de Martín Urieta y cantadas por Vicente Fernández y Alejandro Fernández y varios más que las cantan.

¿Cuál es su grupo o cantante favorito?

—No tengo grupo, pero como cantante yo disfruto, ya sea en video o en el carro, a Juan Gabriel, que en paz descanse, y a Alejandro Fernández.

¿Cuál es su película favorita?

—No tengo película favorita, pero disfruto mucho ver los domingos una película con Francisco, mi hijo. Se nos ha convertido en una rutina de convivencia familiar. Me gustan las películas de acción, también veo las de guerra para analizar las estrategias. Finalmente son guerras, pero son estrategias, ésas son películas que también me gustan sin tener una favorita.

¿Cuál es su libro favorito?

—El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, y La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa.

¿Un héroe/heroína de ficción?

—Me gusta mucho ver Los 4 Fantásticos, pero de todos el que más gusta es La Mole.

¿Cuál es su lugar favorito en el que ha estado?

—La Sierra Gorda queretana. Sin duda te puedo decir que la Puerta del Cielo, la Cascada del Chuveje, el Jardín principal de Jalpan, Tancoyol, Valle Verde con sus bosques, el Sótano del Barro, que es el segundo hoyo más grande del mundo, que es una belleza. Me gusta mucho la Sierra Gorda queretana.

Defínase en tres palabras.

—Trabajador, honesto y leal.

¿Su héroe de la vida real?

—Mi padre, ya se fue y sigue siendo mi héroe, me dejó un gran legado. Yo lo he dicho, que no podría ser lo que soy sin mi padre y evidentemente mi madre.

¿Su nombre favorito?

—Francisco. Mi padre se llamaba Francisco, mi hijo se llama Francisco. Mi suegro es Francisco, su hijo, que es mi cuñado, también es Francisco; mi hermana Roxana se casó con un Francisco.

¿Qué hábito ajeno no soporta?

—La rutina, debido a que no te deja pensar.

¿Qué es lo que más detesta?

—La hipocresía.

¿Personaje, filósofo o autor histórico favorito?

—Tengo varios de la historia mexicana. A mí en lo personal me gusta Francisco I. Madero debido a que es quien pone las bases de la democracia en nuestro país; en esos mismos años Venustiano Carranza logró que los mexicanos se dejaran de matar y hacer una Constitución con aportaciones fundamentales para la nación.

Si pudiera revivir a algún personaje de la historia, ¿a quién sería?

—A Emiliano Zapata, me gusta mucho lo que hizo, pero como lo propuso, 100 años después, no funciona. Hoy en la vida real, muchos de los casos de esa repartición de tierras son desafortunados. Se trata de pequeños propietarios, comuneros o ejidatarios que después de 100 años viven en la pobreza.

¿Qué don de la naturaleza desearía poseer?

—Tener el poder para que todos tuviéramos las mismas oportunidades, que hubiera igualdad, que no haya diferencias tan grandes entre los tienen y los que no tienen.

¿Cómo le gustaría morir?

—De la forma como Dios diga, pero estando completo de todas mis facultades, para valerme por mí mismo.

¿Tiene alguna colección?

—Una colección de alebrijes, hechos mayoritariamente en Oaxaca, pero también de Veracruz, Estado de México, Querétaro, Ciudad de México. Me gusta las formas de los alebrijes; la mayoría, si te fijas, son animales, tengo un puerco espín de mil colores, pero cada espina es un arte.

Si pudiera comer una sola comida en su vida, ¿cuál sería?

—Enchiladas queretanas o enchiladas serranas, aunque también me gustan las enchiladas de Ezequiel Montes.

¿Tiene un lema?

—No. De repente copio los que me gustan, pero sin tener algún favorito.

¿Cómo se proyecta en un futuro?

—Como empecé voy a terminar, en mis granjas como ganadero y porcicultor, a lo mejor después se me dan las reses por ahí. Producir leche no me gusta debido a que se requiere mucho trabajo, prefiero producir carne porcina, ovina y de res.

¿Su principal virtud?

—Ser amigo.

¿A quién admira más en la vida?

—A mi papá.

¿Tiene alguna frase de algún autor, filósofo o escritor que le inspire?

—Me gusta todo lo que escribió y dijo Nelson Mandela, es una persona a la que realmente yo admiro, sin que sea mi ídolo o mi héroe.

¿Cuál es su serie favorita?

—Vikingos, la serie producida para History Channel.

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