El oficio de pintor de brocha gorda no le permite a Raymundo Martínez Alvarado sostener los gastos de sus cinco hijos y su esposa, por lo que también tiene que emplearse como vendedor de pelotas de goma en los fines de semana.

De lunes a viernes Martínez Alvarado se dedica a pintar principalmente casas, mientras que el fin de semana se dedica a la venta de pelotas, así como los días de asueto como la Semana Santa, en los cuales los turistas visitan la entidad queretana.

“Si pinto una casa la cobro entre 2 mil y 3 mil 500 pesos, en realidad depende del trabajo que se requiera para hacer la chamba. El trabajo está listo en promedio en una semana”, explicó Raymundo, quien se ha dedicado desde hace 20 años a ese oficio.

Sin embargo, hace una década aproximadamente decidió complementar el gasto familiar con la venta de pelotas.

Raymundo es oriundo del municipio de Cadereyta y migró de su tierra natal a la capital queretana en busca de oportunidades de trabajo para costear los gastos de su familia, ya que, lamentó, hace 20 años en lugar de origen existían empleos para los pobladores.

“Yo soy de Querétaro y vivo en Lomas de Casa Blanca, pero soy originario de Cadereyta. Salí de allá en busca de trabajo, era albañil me vine a la capital como albañil, pero es un trabajo muy pesado y estando en ese ambiente poco a poco fui dedicándome a ser pintor de brocha gorda”, señaló.

La decisión de ser vendedor informal la tomó debido a que la cantidad de dinero que recibía por dedicarse al oficio de pintor no le era suficiente para cubrir las necesidades de su familia.

El comerciante explicó que no cuenta con un local propio para desarrollar su oficio de pintor, sino que los trabajos que realiza le llegan porque él es recomendado por clientes que han quedado satisfechos con los resultados en sus viviendas.

Expuso que lo más difícil de su trabajo como vendedor de pelotas, es el acoso que sufre por parte de los inspectores municipales, quienes en ocasiones le decomisan su producto. Cada una de las pelotas las vende en 10 pesos.

“Cuando no tengo trabajo me dedico a ser comerciante, los trabajadores del municipio todos los días nos hostigan, pero siempre vamos a existir porque es su trabajo inspeccionar, pero nosotros es nuestro trabajo andar en las calles porque si no lo hacemos nuestros hijos no comen”, aseveró.

Celebró que durante las temporadas vacacionales y los días de asueto, las ventas se triplican, pues es en ese tiempo de labores en las que logra vender encima de 300 pesos por día, mientras que los días festivos que comercia hasta mil pesos por día.

“Yo doy la pelota de goma con rafia a 10 pesos, sí se vende, por ejemplo en tiempo de vacaciones cuando más vienen los turistas vendo alrededor de mil pesos por día y en un fin de semana normal se llegan a vender 300 pesos, los turistas son buen negocio”, apuntó Raymundo Martínez.

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