Para Eduardo Garza Villarreal, doctor en Ciencias y especialista en adicciones, la dependencia a alguna sustancia es meramente biológica y, desde ese punto de vista, comienza una investigación a partir de un tratamiento con estimulación magnética en ciertas partes del cerebro para controlar el deseo a alguna sustancia adictiva.

El investigador en neurociencias señala que esta rama del conocimiento es el estudio de todo lo que tiene que ver con el cerebro y el sistema nervioso, además de tener que ver con el movimiento y cómo se piensa.

Actualmente, indica, su línea de investigación son las adicciones: cómo se crean en los seres humanos y, a partir de ahí, buscar tratamientos que funcionen, pues actualmente no hay uno que sea efectivo.

“Obviamente cada droga, legal o ilegal, como el alcohol, tabaco, cocaína, va a tener diferentes manifestaciones en las personas, diferentes problemas. Nosotros tratamos de estudiar primero por qué una persona se hace adicta, y una vez que es adicta, cómo hacemos para evitar que lo siga siendo, principalmente porque esa es la meta. La meta es curarlo. Actualmente no hay cura, y esa es una de las metas”, indica.

El investigador del Instituto de Neurobiología de la UNAM campus Juriquilla añade que las emociones son biológicas; partiendo de ello, dice, hay personas que se hacen adictas fácilmente y otras no. Se sabe, explica, que entre cinco y 20% de las personas que usan una droga se van a hacer adictas, y también depende de la droga, pues hay sustancias más adictivas que otras, por ejemplo el fentanilo, que crea mayor dependencia.

“El hecho de usar una droga uno se va a hacer adicto. Sí, se ha visto que hay cambios cerebrales que suceden, pero en los animales y en los humanos no es tan tajante. Sí, hay una predisposición [a la adicción] no sabemos exactamente cuál es, se piensa que son varios factores: genéticos, del ambiente y también el tipo de droga, es una especie de coctel”, abunda.

Comenta que, a través de estudios en especies animales, se busca entender mejor cómo se desarrollan las adicciones, probar tratamientos novedosos para la aplicación en humanos, y para lo cual usan métodos no invasivos, como las resonancias magnéticas, además de usar un aparato llamado estimulación magnética transcraneal, un tratamiento novedoso que se aprobó por la FDA, en Estados Unidos, para tratar la adicción al tabaco, aunque se intenta usar para otras adicciones, debido al éxito comprobado.

“Nosotros hicimos un estudio en 2017 en la Ciudad de México, donde probamos en adictos a la cocaína, para ver si funcionaba o no para estas personas”, indica el especialista.

“Es un tratamiento no invasivo que genera impulsos eléctricos dentro del cerebro, pero muy pequeños, que hacen que el cerebro cambie un poco.

“Estamos investigando cómo funciona y qué tan bien funciona. En el caso de la cocaína fue muy positivo, los pacientes sí mejoraban, pero hace falta mucha investigación”, enfatiza.

Garza Villarreal explica que actualmente se tratan de mejorar técnicas para saber dónde estimular el cerebro.

“La estimulación (magnética) se usa en tratamientos contra la depresión con mayor resistencia a medicamentos. Cuando eran estimulados en la corteza prefrontal [en] esos pacientes, mejoraron”.

A la fecha se sigue usando para las adicciones en las mismas regiones, pero hay otras en las que funcionan de mejor manera, a través de estudios clínicos, y se analiza la mejoría que pudieran tener.

Por ahora, agrega, se usan técnicas de conectividad funcional o conectividad cerebral.

“Nosotros, por ejemplo, ponemos a un paciente en el resonador; nos da una imagen del cerebro y de la función y con esa imagen, al ponerla en la pantalla, podemos ver toda la conexión cerebral de las regiones que sabemos que están relacionadas con las adicciones. En cada persona podemos estimular esa región”, añade.

Estas investigaciones, explica el científico, pueden durar años en seres humanos, siempre y cuando se tenga un presupuesto adecuado para su realización.

Se necesitan entre tres y cinco años para un estudio completo. Actualmente, en el estudio que comenzarán en próximas fechas, trabajan cinco personas, entre psicólogos, neurobiólogos, médicos y técnicos.

Dice que con este estudio lo que se espera obtener es, primeramente, si la estimulación puede ayudar a personas alcohólicas que ya dejaron de beber a mantenerse sin consumir o ingerir lo menos posible por un tiempo largo; y si la estimulación les sirve para la flexibilidad cognitiva, que es un tipo de forma de pensar relacionada con volver a consumir alcohol en personas con problemas con la bebida, indica.

“Nosotros queremos ver si el estimulador mejora esta capacidad de flexibilidad, lo cual aparentemente podría ayudar para que no vuelva a consumir otra vez, que mantengan un control en su consumo. Nuestra meta es ver si podemos hacer que gente deje de consumir por más tiempo o que disminuyan su consumo”, enfatiza.

Indica que para este estudio, si hay gente interesada en participar, puede mandar un correo a egarza@comunidad.unam.mx; ya sea que conozca a alguien o tenga el interés de participar; se buscan pacientes que hayan sido alcohólicos y que quieran dejar de manera definitiva la bebida.

Por el momento, el estudio se hará únicamente con la adicción al alcohol, aunque en el futuro se estima que se pueda llevarse a cabo en casos de adicción a la metanfetamina.

Agrega que la próxima semana se llevará a cabo un simposio sobre adicciones, dirigido a investigadores que las estudian o están interesados en el tema; el evento tendrá lugar del 28 de febrero y hasta el próximo 3 de marzo, con ponentes nacionales e internacionales.

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