Además de mejor guión adaptado, hay otras categorías en la entrega de los Oscares en las que podemos encontrar películas que estén basadas en un libro.

Sería muy bueno tener a la mano la estadística de cuántas veces ha habido diez cintas que tienen que ver con un impreso en los premios de la Academia nominadas en cualquier renglón.

Este año, a parte de los seis filmes aspirantes por adaptación, hay al menos cuatro más de origen literario que están esperando una estatuilla. Entre ellos se encuentra El Hobbit, la batalla de los cinco ejércitos que a mi juicio merecía algo más que su nominación por Mejor edición de sonido, de lo que ya hablaremos en otra ocasión. Otro más es Perdida (Gone girl) que como actor principal tuvo a Ben Affleck y en el que su compañera, Rosamund Pike está nominada como mejor actriz. De esta película he leído muy buenos comentarios con los que en lo personal no estoy de acuerdo; muero por leer el libro porque la versión fílmica me pareció bastante flojita. En cambio hay otras que sin duda valdrán mucho la pena como La teoría del todo (The Theory of everything), a la que espero poder dedicarle la próxima de tinta y celuloide.

También está Inquebrantable (Unbroken) con tres nominaciones, basada en el libro de Laura Hillenbrand, cuyo caso es al que le dedicaremos las siguientes líneas.

Por qué nos llama la atención este título. Es cierto, no tiene las nueve posibilidades de ser galardonado como Birdman del mexicano González Iñarritu o el extraoridnario Gran hotel Budapest. Sin embargo, me parece una realización plagada de retos. Primero está el reto de la historia misma. Un campeón olímpico  que se convierte en piloto de un bombardero, lucha por su país y por sobrevivir durante la Segunda guerra mundial. Después está el reto de una escritora de artículos sobre caballos que hace de una biografía, una interesante lectura. Otro reto más es pasar de las páginas a las secuencias. Y por último, está el reto de Angelina Jolie en su segundo rodaje como directora de un largometraje comercial.

De qué, sino de retos está hecha la vida. Por eso es que la recomendación para usted y para mí es ver Unbroken  – traducción literal al español no tiene, porque sería algo así como desquebrado, por ello en México y otras partes de Latinoamérica le llamaron inquebrantable que se acerca más semánticamente hablando (en su significado) que invencible como le pusieron en España-.

El primer tráiler de este film fue lanzado en febrero del 2014 durante las olimpiadas de invierno, algo evidentemente muy significativo dado las circunstancias del protagonista; sin estrenarse aún, ya tenía amenaza de censura por el público japonés y en México la podremos ver en  las salas de cine a partir del próximo 29 de enero.

Sin duda encontraremos una versión hollywoodense de parte de la vida de Louie Zamperini, este hombre que recién falleció en julio del año pasado a los 97 años de edad. Pero en tiempos como los que atravesamos hoy, creo que se valen esas historias de inspiración. Sí se trata de un best seller, sí es una realización  cinematográfica espectacular, mas  puede ser un relato que  a algunos les dé esperanza. Ojalá no me equivoque y no se trate sólo de una apuesta entre Angelina y Brad por ver quién de los dos hacía la película más exitosa sobre la Segunda guerra mundial; de entrada ya lleva la delantera la Jolie por sus nominaciones y porque Fury (Corazones de hierro), estelarizada por su marido, a mi parecer tiene varias inconsistencias.

El mensaje que quisiéramos dejar es que “Se puede”, se puede sobrevivir a uno de los horrores más grandes de la humanidad  como lo es la guerra. Así que podemos darle la cara a la delincuencia organizada o a la corrupción política. De igual manera podemos enfrentar y dar batalla en paz al terrorismo con marchas multitudinarias como las que se hicieron en apoyo a la revista  francesa Charlie Hebdo por el atentado que sufrió hace ya casi dos semanas, en las que personas con diferentes ideologías se unieron por una causa en común, la de tener un mundo con menos violencia.

Así pues, amable lector, en esta columna me declaro cinéfila de corazón, creyente de que en el arte (y en él, la literatura) encontramos los mayores valores del hombre y por qué no, también Je suis Charlie.

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