Opinión

¿Y mi equipo?

05/12/2019 |09:19Fernanda Robledo Hernández |
Redacción Querétaro
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Siempre trato de escribir temas basados en experiencias propias, en cosas que en los últimos días me hayan sucedido o al menos hayan estado en mi cabeza por un buen rato. Y pues el tema de esta semana es justamente algo que primero lo escuché de otra persona y hace unos días lo empecé a experimentar.

Hace un par de semanas coincidí con dos de mis amigos en un restaurante, mi intención era saludarlos e irme ya que tenía cosas planeadas del trabajo para esa tarde. Ellos ya llevaban algunas horas, y varios mezcales también. Justamente, estaban hablando del tema del equipo de trabajo, y lo complicado que, algunas veces, puede llegar a ser empresario. Escuché el tema y obviamente decidí quedarme con ellos a platicar.

Los dos tienen su propia empresa, con giros distintos. Uno de ellos, ese día por la mañana, tuvo una discusión con uno de sus trabajadores lo cual había terminado en que éste renunció. Mi amigo estaba enojadísimo, por la manera tan fácil en que dejó el trabajo, la falta de compromiso de algunas personas, y lo complicado que puede ser formar un equipo fuerte, y con la camiseta bien puesta. Una de sus preocupaciones es que su empresa está creciendo, ya tiene clientes nacionales y debe de darles el mejor servicio, pero el sentía mucha impotencia de querer crecer, pero no contar con el equipo “correcto” que lo respaldara para lograrlo. Fue una tarde chistosa, diferente y divertida que me dejó pensando al respecto.

Días después, como si lo hubiera invocado, empecé a tener algunas situaciones con algunas personas de mi equipo de trabajo.

Quizá son las fechas en que todo mundo quiera correr con sus familias para pasar las fiestas decembrinas, para no hacer el cuento largo por distintas razones de cinco personas —que conforman mi equipo—, empezaré el año con dos, los demás serán nuevos. Obviamente me asusté muchísimo, ¿empezar 2020 desde cero con todos? ¡Cómo! La realidad es que hoy en la mañana, cuando la tercera persona “renunció”, me asusté, enojé, y sentí justamente lo que mi amigo hace una semana me había dicho: la impotencia de ver crecer tu empresa, pero no contar con el equipo para hacerlo. ¿Cómo le voy a hacer? Pues para no dejarlos en suspenso después de una mañana de enojarme y querer mandar todo a volar, pude pensar de una manera más fría para tomar decisiones. Mi principal lección es que nadie es necesario, quizá suena feo, pero es la realidad, una empresa debe de seguir adelante no importando si la persona que atiende se llama María, Luis, o Juan. Todos los cambios traen cosas buenas, y algunas veces lo único que necesitas es mover las piezas correctas para sostener lo demás. ¡Eres libre de hacer cambios! Una de las cosas divertidas de ser empresario es que tienes que usar la creatividad para resolver las situaciones. ¡Cambia, innova, crea! Piensa estratégicamente en lo que más convenga a tu empresa, y a las personas que demuestran ese compromiso que tanto buscas, apóyalos para que ellos también crezcan. Bien dicen que, si les va bien, a ti también te ira bien.

Créeme que todo siempre se acomoda, no te desanimes ni te desesperes. Cada vez confirmo más, que la gente que quiere estar, va a estar. Los que quieren salir adelante siempre lo logran, y esa es justamente la gente que necesitas en tu equipo. Si estas pasando por algo similar ¡Ánimo, tu puedes!

Fundadora de Startpoint