El ficticio presidente de la serie The West Wing se preguntó sobre la virtud de ejercer una respuesta proporcional a un ataque. Si la respuesta era desproporcionada, su imagen institucional se vería fuertemente afectada y sus límites éticos rebasados. Sin embargo, en México, los políticos de la 4T tienen la desproporción como norma y usan el poder para mantener intacto el ego del poder político, aunque eso implique obligar a ciudadanos a pedir disculpas públicas, censurar periodistas y perseguir a críticos desde el aparato del Estado.

Estos políticos banalizan el poder con sus venganzas estériles. El primero de ellos, sorprendentemente, es Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, quien, tras protagonizar un incidente en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México con un abogado que lo insultó y presuntamente lo agredió, pidió una disculpa pública… en el Senado. No bastaba una disculpa personal.

Después, en Puebla, la famosa Ley Mordaza: el gobernador Alejandro Armenta impulsó modificaciones al Código Penal estatal para tipificar el ciberacoso, de modo que quien insulte, injurie o veje en redes sociales pueda ser sancionado con penas de 11 meses hasta 3 años de prisión, o una multa de hasta 34 mil pesos.

Luego, la gobernadora Layda Sansores —de honda raíz priísta— denunció a un periodista y pidió que se le prohibiera mencionarla, sometiéndolo a una censura oficial. Aunque un tribunal suspendió estas medidas por considerarlas desproporcionadas, el precedente es alarmante.

Finalmente, el caso de la diputada “Dato Protegido”, del PT, quien denunció a una usuaria de X por un tuit, acusándola de violencia de género. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), además de imponerle una multa, ordenó que publicara disculpas durante un mes. Lo ingenioso fue que, en su disculpa, la usuaria omitió el nombre y escribió “Dato Protegido”, lo cual se hizo viral y abrió un debate sobre la libertad de expresión.

Y, además, el INE ha exigido a periodistas que revelen quiénes fueron sus fuentes sobre una nota relacionada con los “acordeones” en la elección del Poder Judicial.

Ya son excesos. Claramente hay un ataque a la libertad de expresión, y lo más preocupante es que la mayoría de estos actos son promovidos por actores políticos del partido en el poder.

Esto corroe los cimientos de Morena, un partido presuntamente de izquierda y con origen en la lucha social, cuyo principio fundacional es la defensa de la libertad de expresión. Pero lo primero que hacen es reprimirla.

Estamos ante un abuso de poder por parte de quienes dijeron que no serían iguales a quienes los antecedieron. Y ojo: esto abre la puerta para que en estados no gobernados por morenistas —como Querétaro— se implementen estas mismas prácticas. Son tiempos oscuros para la libertad de expresión.

Periodista y sociólogo. @viloja

Google News