La justicia no es ciega ni guarda un balance como lo imaginaron los clásicos romanos, por el contrario, la justicia es un arma que usa el poder para eliminar a sus enemigos, para acallar a los que lo incomodan.

En la película Danton, coproducción franco-polaca, se plantea el dilema del poder y la justicia. Danton, héroe revolucionario jacobino interpretado por Gérard Depardieu, se enfrenta con el líder Robespierre por el control del poder y el giro que debe tomar la revolución ya en el gobierno.

Incapaces de llegar a un acuerdo, Danton y Robespierre rompen políticamente y se enfrentan. De su lado, Danton tiene su carisma y liderazgo entre el pueblo francés; por su parte, Robespierre tiene el arma más letal que tiene el poder: el aparato de justicia y la ley.

Acusado de traicionar al movimiento, Danton es apresado y en un proceso irregular donde no se le permite presentar testigos, finalmente es enjuiciado y condenado a morir.

Durante el juicio, el propio juez de Danton duda sobre las restricciones a la defensa del acusado pero Robespierre le recuerda que esto no es un asunto de justicia, sino un asunto político y que, en todo caso, el es juez para ser el verdugo del pueblo contra los enemigos de la revolución.

¿A qué traigo a colación este tema? Porque lejos de ser algo distante, el uso político de la justicia sigue presente en la actualidad y cada vez se usa con más frecuencia.

Tomemos el caso de la detención de Sergio Jerónimo Sánchez, líder social, la semana pasada. Por una acusación, por cierto, hecha antes de que cambiara el modelo de justicia el año pasado, se le detiene hasta ahora.

¿Recuerda usted lector la protesta del desfile del Primero de Mayo del año pasado en donde el gobernador salió huyendo del estrado principal porque le fueron arrojados gorras y playeras? Pues todo indica que ese día aun está presente en los días de furia del gobernador y un año después aun exige venganza.

El delito que se le imputa a Sergio Jerónimo, integrante del Frente Estatal de Lucha y opositor a la reforma educativa, es el de motín. El mismo del que se le acusó a Pablo González Loyola por presuntamente haber tomado parte de los hechos del primero de mayo pasado.

Cabe destacar que diversos testigos han coincidido en señalar que ni Pablo González ni Sergio Jerónimo estaban cerca del estrado cuando fueron arrojados los objetos, todo indica que fueron tomados como chivos expiatorios.

No es la primera vez que sucede esto bajo un régimen panista, ya en 1998, bajo el gobierno de Ignacio Loyola Vera, el propio Sergio Jerónimo fue detenido y encarcelado acusado de haber apedreado el autobús donde viajaba el gabinete del presidente Ernesto Zedillo.

Hoy, nuevamente Jerónimo Sánchez está detenido acusado por cuestiones políticas, lo cual lo hace un preso político, el segundo del gobierno de Domínguez.

Y en este proceso se ve cómo el aparato de justicia se usa desde el poder para atacar a los enemigos del régimen, tal y como lo ilustraba al principio con el caso de Danton en la Revolución Francesa, hecho que significó la caída de Robespierre y la llegada del Régimen del Terror.

Hoy en Querétaro se usa a la justicia como verdugo de los enemigos del gobierno y para cerrar la pinza, el gobernador Domínguez ya advirtió que no permitirán manifestaciones que afecten a terceros, lo cual es una advertencia de la mano dura que viene.

Periodista y sociólogo.

@viloja

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