No soy una persona que disfrute ver o asistir a las bodas en las que no participo. Y como es obvio suponerse, mi nombre no estaba en la lista de invitados de su majestad Isabel II, a las nupcias de su nieto el príncipe Harry con la guapísima Meghan Markle. Desde luego que no me molesta que la familia real no me haya tomado en cuenta, sabemos que conseguir un boleto Querétaro-Londres en fin de semana es bastante complicado.
Por esa razón, ese domingo no me desperté a las 4:00 horas (tiempo de México), para ver electrónicamente el real acontecimiento. Pero como muchos, en las primeras horas del día descubrí en redes sociales y en noticiarios televisivos, que una de las cosas de las que más se hablaba respecto a la boda del año, aparte de los memes con la cara de la reina donde no daba la impresión de estar muy contenta, era la participación, dentro de la parte musical, de un cellista con envidiables 19 años de edad llamado Sheku Kanneh-Mason, quien maravilló al planeta entero por su forma de dominar el instrumento.
Y mi sorpresa fue mayor al enterarme que su álbum Inspiration encabezara la lista del iTunes Pop Chart, en Estados Unidos. Me da mucho gusto saber que un álbum compuesto casi en su totalidad de música clásica con obras de Shostakóvich, Saint-Saëns y Casals, entre otros, haya quedado en cuanto a preferencias por encima de dos bandas sonoras de películas que actualmente se encuentran en cartelera, e incluso haya mandado al noveno lugar a Taylor Swift, cantante que según tengo entendido está o estuvo muy de moda.
El violoncello, o simplemente cello, es un instrumento con un sonido celestial, que no es otra cosa que un violín de enormes dimensiones que lo vuelve muy estorboso a la hora de transportarlo. Fuera del ambiente clásico también es bastante usado en otros géneros musicales. Un ejemplo puede ser el grupo que comenzó con cuatro cellistas finlandeses llamado Apocalyptica, que sin más acompañamiento tocaban unos covers extraordinarios de rolas de Metallica. Sin perder la esencia original de esa música, lograban que ese rock tan estrepitosamente fantástico sonara un poco parecido a compositores clásicos del siglo XX.
Y es que la música clásica, de cualquier periodo, pasando por Vivaldi, Mozart, Wagner y muchos otros, puede ser tan emotiva como cualquier balada pop y tan excitante como el ejemplo de heavy metal que ustedes gusten. La cosa es no esperar a que se case otro príncipe para conocerla.
Algunos datos sobre nuestro amigo Sheku Kanneh-Mason: nació en Nottingham, Inglaterra; y comenzó a tocar a los seis años. Algo con lo que me identifico con él, guardando las debidas distancias, es que tuvo el privilegio de tocar en un grupo con sus hermanos siendo niño, que se hizo bastante famoso por su participación en la versión inglesa de Got Talent 2015.
Sheku ya gozaba de un reconocimiento de fama mundial como un extraordinario concertista de su instrumento. Es por eso que fue la misma Meghan Markle quien le llamó a su celular para preguntarle si estaría interesado en participar en su principesco matrimonio. Es más que obvio que para él fue muy emocionante. No puedo evitar mi curiosidad sobre cuál fue su mecanismo para verificar la identidad de quién le llamaba, me consta que uno suele ser víctima de bromas muy pesadas al respecto. Su álbum Inspiration incluye una pieza compuesta por él y un par de arreglos de música no clásica. “No woman, no cry” de Marley, y el bellísimo “Hallelujah” de Cohen.
Reitero mi enorme agradecimiento a EL UNIVERSAL Querétaro y a Chío Benítez. Hasta Chiapas a Thanathos Martínez. Un especial saludo a mi querido hermano Daniel Magaña, cellista de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato.
Hay dos boletos para el concierto del próximo jueves de la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro (OFEQ) para cada una de las 2 primeras personas que escriban a mi mail. Se agradecen comentarios, críticas y sugerencias.
*Mauricio Mayorga Alvarado “El Mosco”,
violinista de la OFEQ
mauricio.mayorga.alvarado@gmail.com