Un alto ejecutivo de Televisión Azteca, mandó a reunir a su persona en sus oficinas del Ajusco, al sur de la Ciudad de México, y les pintó el panorama del negocio para los próximos años: el Internet no está comiendo el mandado.
El directivo aprovechó la ocasión para hacerles una amable invitación: o se ponen las pilas o nos quedamos sin trabajo.
Lo que les preocupa a los dueños de las televisoras en México, y en el mundo, es el Internet.
Lo que le preocupa a los dueños es que el rating de la televisión abierta se está desplomando.
Las audiencias están emigrando a la plataforma digital como migrantes centroamericanos: no de forma masiva, pero sí de forma gradual e irreversible.
El mercado de la publicidad lo único que hace es seguir al cliente, donde éste se encuentre.
El negocio de la televisión no se ha modificado: la gente lo que busca es divertirse, entretenerse, pero han aparecido nuevas alternativas.
Hasta hace unos años las dos grandes televisoras de este país competían por un rating que rondaba en los 40 o 45 puntos de share.
Actualmente, el Canal 2, el canal de las estrellas de Televisa, por ejemplo, no puede superar los 37 puntos de share y los programas de concursos de cantantes y los realities ya no son la opción más lucrativa.
El mercado publicitario de la televisión abierta sigue siendo el negocio lucrativo, pero su tendencia es a la baja. El valor del mercado se encuentra entre los 34 y 35 mil millones de pesos.
Hace cinco años, Internet, por su parte, reportó un volumen de publicidad valuado en 3 mil millones de pesos y actualmente ronda los 8 mil millones.
El problema, dijo el ejecutivo, es que la Televisión abierta se ha olvidado de una cosa fundamental: la creatividad.
Que los videos más populares en el YouTube tengan millones de likes y se hayan hecho con dos pesos, eso es tener ingenio y no payasadas.
En México la televisión abierta todavía tiene la preferencia del 50% de la población total y del 75% en los niveles ABC y lo que eso signifique.
En este panorama, la posición de Internet es clara y precisa: quedarse con todo el mercado de los nuevos tele consumidores.
Por ejemplo, Netflx, plataforma digital dedicada a series y películas, mantienen presencia en 50 países, pero antes de terminar el año tendrá representación en más de 100 países. Este año también la plataforma invertirá 3 mil millones de dólares para producciones propias.
YouTube producirá películas y series donde promoverá a sus propias estrellas y Google ha anunciado un proyecto similar. La estrategia de estos canales digitales es presentar contenidos nuevos para nuevos usuarios.
Los canales de Internet están creando a sus propias estrellas, sus propios estilos y sus propias maneras de hacer las cosas. La televisión en México, por su parte, ha dedicado la mayor parte de su tiempo a ver cómo desaparece el gran negocio tenían.
La principal estrategia de la televisión mexicana, como siempre, es la imitación o la apropiación de contenidos. En otras palabras, tratarán de hacer televisión como se hace en Internet. La estrategia de Internet, al contrario, es hacer la televisión que no hacen las televisoras.
Hace menos de una década la televisión abierta vio a Internet como un invitado incómodo pero inofensivo, era una pelea donde Goliat le podía parar una paliza a David sin problema. Actualmente, la disputa entre los dos medios ha mutado y el pequeño David tiene atemorizado a Goliat, arrinconado contras las cuerdas.
“La ola del Internet ya nos llegó, el tsunami, y tenemos que pensar qué hacer: o nos ahogamos o nos subimos a la tablita”, dijo el alto, muy alto funcionario.
FIN