Foco rojo para las autoridades, cada vez son más los jóvenes que participan en las peleas de perros. Quienes practican estos actos de brutalidad obviamente han crecido viendo y sintiendo violencia en sus hogares y su entorno social, viendo de forma natural la crueldad en animales que más adelante ejercitarán en humanos por satisfacer su malintencionado poder con los más débiles.

Sabemos que en estas prácticas siempre hay apuestas, drogas y en ocasiones armas, estos son delitos federales y generadores de una carrera sin límite de agresiones, retando a todo lo que rodea su miserable vida creyendo que pueden obtener fácilmente dinero con las apuestas de las peleas de perros para comprar droga y, según ellos, respeto. He atendido denuncias por peleas de perros pasadas las 11 de la noche, he pedido apoyo a la policía municipal y estatal sin tener respuesta, sólo risas de burla e indiferencia —que me duelen hasta el alma—. En ocasiones me he enterado de que los policías saben perfectamente de estas prácticas e ignoran la llamada de los vecinos. Me veo ante la realidad frustrante de no poder hacer nada en el momento, pues el riesgo sería mayor, seguramente habría daño físico y no podría hacer nada.

San Juan del Río, Corregidora, Pedro Escobedo, El Marqués y Querétaro son municipios que tienen denuncias de estos actos, pero con mayor intensidad resaltan San Juan del Río y en la capital.

La Ley Estatal de Protección Animal prohíbe las peleas de perros:

Capítulo X, artículo 81: “Se prohíben las peleas de perros como espectáculo público o privado, y la utilización de animales vivos de cualquier especie en prácticas o competencias de tiro al blanco, excepción hecha de las contiendas deportivas organizadas por clubes o asociaciones con registro legal, previo permiso de la autoridad federal competente.

Los animales empleados para peleas serán asegurados por la autoridad, serán sacrificados luego del procedimiento en que se garantice la defensa de quien acredite tener la posesión legítima del animal.”

Qué tristeza que además de que a los perros se les pone a pelear con previo y desgarrador entrenamiento desde bebés, tengan que ser sacrificados y no se puedan dar en adopción porque no es fácil encontrar humanos que rescaten de esa vida a un perro y le dediquen alma y corazón para que el resto de su vida sea de calidad. El animal siempre sabrá que tiene que pelear y ganar para que le den de comer y sobrevivir, con humanos no tienen ningún problema, pero jamás podrán socializar con otros perros.

Grito y exijo al Poder Legislativo y al Poder Ejecutivo de nuestro estado que demos fin a estas prácticas por demás crueles con los animales, silenciosas pero que existen y es un claro ejemplo de descomposición social. Presentaré una iniciativa de ley para penalizar las peleas de perros y aunque sé bien que no será por ellos, sí por los delitos federales que conlleva, sólo así podremos protegerlos.

Defensora de los derechos de los animales

Google News