Cuando se menciona la palabra sustentabilidad o sostenibilidad en el ámbito empresarial, un 90 por ciento de la gente considera que esta se alcanza con el hecho de ir a plantar árboles en una campaña efímera de reforestación, de implementar programas de ahorro de agua y utilizar el menor papel posible en nuestras actividades administrativas, lo que no está del todo mal, aunque se limita a un sólo espectro de los 3 que debe atender la organización.
De igual forma, hablar en México de los distintos sistemas de gestión en la empresa, representa un tema escabroso para la gran mayoría de los hombres de negocio, pues consideran de principio que su implementación sólo los conllevará a darles más trabajo para sus colaboradores, impactando negativamente en los procesos de producción y venta, pues distraerán a la gente.
Nada más falso.
Si bien es cierto que hoy existen decenas de sistemas de normalizaciones y gestión, el vago entendimiento de qué es lo que necesitamos en nuestra organización nos lleva a cometer muchos errores y comenzar con sistemas que lejos de ayudarnos a orientar nuestra Misión y Visión, nos acarrean largos y profundos dolores de cabeza, que nos hacen desistir y complicar más la existencia de la empresa.
En nuestra experiencia como consultores empresariales, consideramos oportuno que toda organización debería iniciar por implementar la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), ya que en esta filosofía de negocios confluyen los aspectos básicos que cualquier organización con fines de lucro debería atender: Ética Empresarial, Calidad de Vida de sus colaboradores, Desarrollo Social de las comunidades en donde opera, Cuidado y Preservación del Medio Ambiente (interno y externo), además de realizar su comercialización con un Marketing Responsable.
Para llevar a cabo este proceso de transformación en nuestra empresa, existen diversas herramientas que nos orientan al cómo hacerlo; ejemplo de ello es la ISO26000, que es uno de los sistemas de gestión más completos y sencillos de entender, el cual asimila directrices del Pacto Mundial de la ONU y del Global Reporting Initiative (GRI), los cuales también pueden servir de guía en esta tarea, ya que se complementan de forma extraordinaria.
Una vez que logramos asumir la RSE como parte del ADN de nuestra organización, es momento de fortalecer las demás directrices de la gestión, con sistemas muy puntuales que apuntan a la calidad y productividad, el cuidado del medio ambiente, respeto por los derechos humanos, entre los principales.
Esta posición se puede reafirmar con los resultados del recién concluido “Foro Mundial 2017 para una Educación Responsable en Gestión”, donde los integrantes de los Principios para una Educación de Gestión Responsable (PRME), organismo que concentra a un tercio de las mejores escuelas de negocios del Financial Times, se comprometieron a incorporar los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) en cada uno de los sistemas de gestión de los negocios, aspecto que poco a poco se va transformando en imperioso.
Al final del camino, lo que importa más es que los negocios sean sustentables o sostenibles, donde nuestro impacto sea mucho más positivo para generar empleos y productos de calidad, hacerlo de manera transparente y procurando el desarrollo social y medio ambiental de donde operamos, con lo que estaremos cumpliendo en alcanzar metas globales con negocios locales, como lo señala la propia Organización de las Naciones Unidas.
Cifras de la RSE
Hasta la próxima ronda de Negocios Sustentables.