En el marco del Día de las Madres, en la Universidad Autónoma de Querétaro no nos sumamos a una celebración tradicional, sino a una conmemoración profunda que reconoce el esfuerzo, los retos y las realidades que enfrentan las mujeres que viven su maternidad mientras construyen conocimiento, enseñan, estudian e investigan.

Hoy nos detenemos a reflexionar sobre el complejo desafío que representa ser madre en el mundo académico. Equilibrar el rigor de la investigación, la docencia, la gestión y el estudio, con las exigencias de la maternidad, es una realidad que enfrentan muchas mujeres con enorme valentía. Un camino de doble jornada que demanda corresponsabilidad social, institucional y familiar.

En la academia y en la ciencia, las mujeres que son madres enfrentan mayores obstáculos para alcanzar posiciones de liderazgo, consolidar líneas de investigación o acceder a fondos y becas. Esto se da en un contexto donde aún persisten estereotipos de género que encasillan a las mujeres en una única dimensión: la de cuidadoras.

Como universidad, hemos avanzado en iniciativas que permitan a nuestras estudiantes, académicas y trabajadoras acceder a mejores condiciones para desarrollarse en todas sus facetas. La Beca Madres Solas-Padres Solos es una muestra clara de ello: un apoyo económico que reconoce la complejidad de estudiar y criar al mismo tiempo. La Estancia Infantil UAQ se ha consolidado como un espacio que marca la diferencia. Quienes hemos vivido la maternidad en paralelo con la vida académica, sabemos lo que representa contar con un lugar seguro para nuestras hijas e hijos mientras seguimos preparándonos.

Durante mis estudios de posgrado, muchas veces cursé materias con un hijo en brazos y un libro en la otra mano. No lo olvido. Y esa experiencia me hace comprender la necesidad de contar con estructuras de apoyo reales, no simbólicas.

También es urgente hablar de la corresponsabilidad. La crianza no puede recaer sólo en las madres. Es momento de que los padres participen de forma equitativa en los cuidados y las tareas del hogar. Solo así podremos liberar a las mujeres de una carga histórica que limita su crecimiento profesional y personal.

A unos días de que, conmemoraremos a todas las madres universitarias: a quienes son estudiantes y llevan mochilas y pañaleras; a las docentes que combinan clases con tareas escolares en casa; a las científicas que, entre microscopios y manuscritos, también preparan loncheras. A todas ustedes, mi respeto y mi compromiso.

Y, si me permiten un momento, quiero dedicar estas palabras a mi madre, que con amor y fortaleza me enseñó a luchar por mis sueños, y a mis hijos Gina y Roberto, quienes son mi mayor inspiración y el motor de cada paso que doy.

Sigamos construyendo una Universidad donde ninguna mujer tenga que elegir entre la ciencia y la maternidad. Donde todas y todos podamos crecer, sin que el cuidado ni el conocimiento tengan género.

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