Cada vez más, las personas viven más tiempo, con mejor salud y con deseos de seguir siendo económicamente activas. La OMS, señala que para el 2030, una de cada seis personas tendrá más de 60 años.

Este cambio demográfico ha dado origen a un fenómeno que gana fuerza en todo el mundo: la Silver Economy o economía plateada que, de acuerdo con la definición del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), es aquella vinculada al cambio demográfico producido por el envejecimiento de la población cuyo enfoque se centra en las necesidades y demandas de las personas mayores. Este escenario presenta no solo nuevos desafíos, sino también oportunidades significativas en diversas áreas, desde el mercado laboral hasta el desarrollo de productos y servicios adaptados a este segmento creciente de la población.

Y es que, aunque muchas personas asocian la jubilación con descanso o desconexión, la realidad demuestra que puede ser una etapa de reinvención.

Además, de acuerdo con Óscar Berumen, Director General de Grupo Viraal, en México los mayores de 50 buscan experiencias personalizadas, soluciones financieras flexibles y productos que fortalezcan su independencia y participación social. En otras palabras, son consumidores informados, activos y con poder adquisitivo.

Esto sin duda, abre una ventana para empresas y emprendedores que sepan leer la tendencia. Los sectores con mayor potencial son la salud preventiva, la movilidad adaptada, los seguros flexibles y los servicios financieros inclusivos, que pueden acompañar a esta generación en la gestión de su patrimonio y bienestar.

Las acciones a nivel federal muestran que el sistema nacional ya está reconociendo la necesidad de modelos más inclusivos, por ejemplo, con la reforma reciente para crear el Fondo de Pensiones del Bienestar, alimentado por cuentas inactivas en Afores. Es vital que se implementen medidas concretas que aseguren que los adultos mayores tengan acceso a pensiones dignas y oportunidades de emprendimiento, el cual se perfila como una alternativa atractiva para quienes se retiran.

Para facilitar este proceso, es crucial contar con soluciones financieras adaptadas a sus necesidades. Los créditos diseñados para mayores, acompañados de mentorías y redes de apoyo, pueden ser un motor fundamental en este camino.

Asimismo, fomentar el ahorro voluntario y ofrecer productos de inversión pensados para generar ingresos con bajo riesgo contribuirán a su bienestar financiero. Siempre he dicho que la educación financiera no tiene edad, y éste grupo puede seguir reforzando ese aprendizaje para el uso responsable de las tarjetas de crédito y de otras herramientas efectivas para gestionar adecuadamente sus finanzas.

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