Rubén Galicia

Opinión. ¿Votar?

Este domingo no está en juego únicamente la integración del Poder Judicial, sino el concepto mismo de democracia

Foto: Edwin Hernández

Este domingo, por primera vez en la historia reciente de nuestro país, las y los ciudadanos podrían “elegir” a quienes integrarán el Poder Judicial de la Federación: juezas, jueces, ministras y ministros. La elección ha sido promovida como un avance democrático sin precedentes, una forma de devolverle al pueblo la capacidad de decidir sobre uno de los poderes más cerrados y técnicos del Estado. Pero detrás de todo esto se esconde un dilema profundo: ¿elegir es lo mismo que votar? ¿Votar, es necesariamente un acto democrático?

La democracia, entendida en su forma más básica, supone que el pueblo decide. Pero esa decisión debe estar acompañada de condiciones elementales: información, libertad, competencia real y comprensión del impacto de lo que se elige. No basta con colocar una boleta en la urna. Elegir, verdaderamente, implica entender qué está en juego. Y en el caso del Poder Judicial, la complejidad no es menor.

¿Quién puede decir, con certeza, si una candidata a ministra tiene mejores credenciales que otro para resolver un recurso de amparo? ¿Quién conoce los criterios constitucionales que deben ponderarse para invalidar una ley? ¿Cuántas personas podrían explicar en qué consiste el principio pro persona o qué significa redactar una sentencia con perspectiva de derechos humanos?

El problema no es que no tengamos el conocimiento especializado. El problema es que estamos siendo convocados a decidir sobre un terreno que requiere justo eso: especialización. Como si se nos pidiera elegir al piloto del avión sin haber tomado nunca una clase de aviación, o seleccionar al neurocirujano sin conocer los riesgos del procedimiento.

Y aquí aparece otra pregunta incómoda: ¿es verdaderamente una elección democrática si las opciones ya fueron seleccionadas previamente, sin competencia abierta, sin debate público, sin rendición de cuentas sobre sus trayectorias o sus vínculos? Si una mayoría vota por una terna cerrada, ¿eso convierte automáticamente el proceso en democrático?

La esencia de la democracia no es solo la participación numérica. Es la construcción de decisiones colectivas con sentido, con conciencia, con libertad. Y eso requiere información accesible, pluralidad de opciones reales y mecanismos de deliberación pública. De lo contrario, corremos el riesgo de reducir la democracia a un acto de ratificación, no de elección.

Este domingo no está en juego únicamente la integración del Poder Judicial. Está en juego el concepto mismo de democracia que queremos vivir. ¿Una democracia solo de mayorías o una democracia de ciudadanía consciente? ¿Un sistema de representación que defienda los derechos de todas las personas, o uno que ceda a la lógica del momento político?

Este domingo, cada quien decidirá si acude o no a las urnas. Pero quizás lo más importante no será lo que ocurra ese día, sino lo que hagamos después. Independientemente del resultado, el verdadero reto será cómo lograr una democracia que no solo nos convoque a votar, sino que nos permita elegir con libertad, con información y con verdadera capacidad de decisión.

@RubenGaliciaB

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