Las elecciones son lecciones, reflejan de manera contundente las realidades de nuestra sociedad. Más allá de sólo números y resultados entre ganadores y perdedores, cada elección es un espejo que nos muestra quiénes somos como sociedad, lo que valoramos, en lo que creemos y cómo percibimos nuestro futuro colectivo. Para entender una elección, no basta con contar votos; es esencial leer entre líneas y analizar los múltiples matices que definen este acto democrático.

El caso de Querétaro es especialmente interesante, esta elección marca un hecho sin precedentes en su historia reciente. Nunca antes el Estado había presenciado resultados con una diversidad tan amplia de fuerzas políticas en juego Este cambio en la configuración política refleja los cambios que ha experimentado la sociedad queretana en los últimos años, que ha sido testigos de un importante crecimiento poblacional, nuevas dinámicas urbanas y un aumento en la diversidad de su tejido social y político.

Este crecimiento poblacional impulsado por la llegada de familias de todas las regiones de México ha generado una sociedad mucho más heterogénea y plural. Como resultado, las demandas y las aspiraciones de la población también han evolucionado, creando un escenario político complejo muy distinto al de hace 10, 6 e incluso 3 años.

Dada esta transformación social, económica y demográfica, no es sorprendente que la configuración política de Querétaro haya experimentado cambios significativos en esta última elección.

En los pasados procesos electorales Querétaro se había distinguido por votar de forma muy homogénea, el partido en el gobierno contaba también con la mayoría de los gobiernos municipales y de las diputaciones locales.

Esta elección en cambio resultó con gobiernos municipales electos de 9 distintas fuerzas o coaliciones políticas: 3 de Acción Nacional, 2 del Partido Revolucionario Institucional, 2 del Partido Verde, 2 de Morena, 2 de la colación Morena-PT, 3 de la colación PAN-PRI-PRD, 1 de la coalición PAN-PRI, 1 gobierno independiente y sorprendentemente 2 de Movimiento Ciudadana, que se estrenarán al frente de Amealco y Colón.

En lo que respecta al congreso local la situación no será muy distinta, contaremos con 2 diputados de Acción Nacional, 1 de Morena, 7 de la coalición Morena-Verde-PT, 2 de la coalición PAN-PRI-PRD, 3 de la coalición PAN-PRD.

Esta diversidad exigirá hacer política en serio, buscar consensos, alianzas, y sobre todo, tener la capacidad de escuchar y representar los intereses de todos los sectores de la sociedad. Es fundamental fomentar un diálogo abierto y constructivo entre todas las partes involucradas, buscando puntos en común y soluciones que beneficien a la mayoría de la población. Esto implica reconocer y respetar las diferencias, pero también estar dispuestos a ceder y comprometerse en aras del bienestar colectivo.

La complejidad del panorama político queretano requerirá de líderes y partidos dispuestos a trabajar en conjunto, que hayan dejado las diferencias ideológicas y personales en las campañas y gobiernen con madurez política para todas y todos.

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