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El cierre de un año siempre invita al balance. A detenernos un momento para mirar lo que fue, lo que aprendimos y lo que queda pendiente. En este espacio, como ha sido costumbre, compartimos los temas relevantes para Querétaro, pero también de México y el mundo. Desde lo local y lo global. Buscando siempre las preguntas incómodas que no conviene dejar para después.
Hablamos mucho de ciudad, de futuro urbano, de movilidad, de agua, de energía y de seguridad. De resiliencia hídrica en un contexto de estrés creciente; de la urgencia de planear el desarrollo más allá del corto plazo; de la necesidad de coordinar mejor a los distintos órdenes de gobierno para que el crecimiento no se coma a la calidad de vida. El desafío no es menor: crecer sin fragmentarse, innovar sin excluir, avanzar sin hipotecar el mañana.
A nivel nacional, el año dejó claroscuros. Avances puntuales, debates necesarios y otros que se postergaron más de la cuenta. Persistieron los retos estructurales: desigualdad, violencia, rezagos institucionales y una conversación pública cada vez más polarizada. Pero también hubo señales de que la coordinación sigue siendo una herramienta poderosa. Donde la política se ejerce como arte de construir acuerdos, los resultados suelen ser mejores.
Y, contra la narrativa dominante del pesimismo constante, 2025 también ofreció buenas noticias globales que merecen ser recordadas. Aquí comparto tres noticias con las que despedimos positivamente este 2025:
El mundo avanzo en la recuperación de la biodiversidad. La tortuga verde salió de la lista de especies en peligro; los salmones reaparecieron en ríos de Oregón tras más de un siglo; los jaguares aumentaron su población en México.
La mortalidad infantil global se redujo a la mitad en apenas dos décadas. Millones de niñas y niños llegaron a los 15 años gracias a mejores esquemas de vacunación, nutrición y acceso a servicios médicos.
Más de 1.5 mil millones de personas salieron de la pobreza extrema en los últimos 35 años. Hoy, solo alrededor del 10% de la población mundial vive con menos de tres dólares al día, frente a más de un tercio a inicios de siglo.
Nada de esto significa que los problemas hayan desaparecido. El cambio climático, las tensiones geopolíticas, la fragilidad democrática en varias regiones y la desigualdad persistente siguen ahí. Pero cerrar el año reconociendo únicamente lo malo sería tan impreciso como ignorarlo. El mundo avanza de forma imperfecta, caótica, contradictoria. Sin embargo, avanza.
Agradecer 2025 implica entender que, a pesar de los retos y complejidades, también se siembran semillas. Algunas ya brotaron; otras necesitarán tiempo, política pública inteligente y ciudadanía exigente para hacerlo.
Gracias, 2025, por las lecciones, por los contrastes y por recordarnos que el futuro no se hereda: se construye. Ojalá que 2026 nos encuentre con más diálogo, mejor planeación y la suficiente humildad para corregir el rumbo cuando sea necesario.
@RubenGaliciaB
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