La reciente visita de la presidenta Claudia Sheinbaum a Querétaro dejó una lección que vale la pena analizar: cuando de buenos resultados se trata, la coordinación, la cooperación y el buen arte de la política pesan más que siglas partidistas o ideologías afines. El sábado, la agenda presidencial en la entidad estuvo marcada por anuncios concretos y avances tangibles que beneficiaran a las personas.
El primer punto de la agenda fue la inauguración de la Central de Ciclo Combinado El Sauz II “Josefa Ortiz Téllez Girón”, en Pedro Escobedo, con una capacidad de 269 megawatts. El dato no es menor: en 2025 Querétaro registró una demanda de 1,535 MW frente a una capacidad instalada de 723 MW. Con El Sauz II, más los 958 MW de Salamanca y cerca de 450 MW de Villa de Reyes, la región suma una capacidad adicional de 1,777 MW que garantiza la demanda estatal y fortalece al Sistema Eléctrico Nacional en El Bajío. La energía confiable es una condición vital para la industria, la inversión y el empleo.
El segundo momento de la gira fue la supervisión del CBTIS 304, en Los Héroes, municipio de El Marqués. A primera vista podría parecer un evento rutinario, pero en realidad, es una apuesta estratégica. La oferta académica que incluye robótica, inteligencia artificial y ciberseguridad reforzaran el papel del Estado como semillero de talento joven.
Por último, el recorrido a los avances de la obra del tren México–Querétaro, con un progreso reportado del 8% y con estaciones confirmadas en San Juan del Río y en la zona metropolitana de Querétaro, el tren apunta a integrar mercados laborales, reducir tiempos y elevar la competitividad regional.
En otros estados del país, incluso donde los gobiernos estatales son afines al partido que gobierna a nivel nacional, no se observa el mismo nivel de coordinación que hoy existe en Querétaro. La coincidencia partidista, por sí sola, no garantiza cooperación ni resultados. Hay entidades donde la agenda federal se ejecuta con fricciones, retrasos o lecturas locales que terminan por diluir proyectos estratégicos. La eficacia del gobierno no depende de compartir colores, sino de compartir objetivos, diagnósticos y disposición real a trabajar juntos. Esa madurez política (cada vez más escasa en el país) demuestra que la buena gobernanza se basa en reglas claras, confianza y visión de largo plazo.
Querétaro es un Estado exitoso que ha sabido conservar su atractivo para la inversión, el desarrollo y el turismo, nacional e internacional. Ese desempeño no es casualidad, es el resultado de una cultura de coordinación intergubernamental que privilegia acuerdos por encima de disputas.
La visita presidencial dejó claro que, cuando se gobierna con pragmatismo y visión, los beneficios son colectivos. En Querétaro, más allá de quién gobierne o de qué partido sean sus autoridades, prevalece la política positiva: la que suma, coordina y entrega resultados. Ese es el ejemplo que hoy ofrece el Estado y que convendría replicar en el resto del país.
@RubenGaliciaB

