Estimado lector, a lo largo del año que termina hemos abordado en esta columna la importancia de reconocer el momento histórico en el que nos encontramos, de situarnos —de manera consciente— en el umbral de una nueva era, marcada por las nuevas tecnologías; y, de manera muy particular, por la emergencia vertiginosa y definitoria de la Inteligencia Artificial (IA).

Nos hemos asombrado con sus posibilidades tecnológicas y su aplicación en campos prácticamente ilimitados. Seguimos ponderando sus riesgos evidentes, tanto como las implicaciones éticas y filosóficas que conlleva vivir en un mundo interconectado por súper inteligencias distintas a la nuestra.

Seguramente muchos de nosotros recordaremos este 2023 como un año que despertó nuestra capacidad de asombro. Uno marcado por nuestra capacidad de lastimarnos unos a otros; de violentarnos, polarizarnos, declararnos la guerra, destruirnos, dañar al planeta y, con ello, a las generaciones del mañana. Pero también, uno en el que entramos en contacto directamente con la IA, en el que tomamos consciencia de nuestro derecho y de nuestras posibilidades de participar activamente en esta fiesta tecnológica y revolucionaria que redefine nuestra relación con la tecnología, la sociedad y nosotros mismos.

Como lo hemos escrito antes, la gran asignatura pendiente en todo este cambio de paradigma marcado por la innovación es que cada una y cada uno de nosotros lo interiorice y sea capaz de encontrar su propio equilibrio; articulando sus propias predicciones, alimentándose de las de otros y mirando, en la medida de lo posible, el futuro con optimismo.

Bill Gates, fundador de Microsoft, fundador de Breakthrough Energy y copresidente de la Fundación Bill y Melinda Gates, lo expresa de la mejor manera en su “carta anual” publicada recientemente:

“Este año hemos podido vislumbrar cómo la IA definirá el futuro, y ahora que 2023 toca a su fin, pienso más que nunca en el mundo que van a heredar los jóvenes de hoy. Y puedo empezar a imaginarlo: las herramientas que usará, los medios por los cuales estará en contacto con sus seres queridos, los problemas que todas esas innovaciones ayudarán a resolver…

“Hoy tenemos una idea más clara de los tipos de tareas que la IA podrá hacer por sí misma, y de aquellos en los cuales actuará más bien como copiloto. Y vemos más claramente que nunca hasta qué punto la IA puede usarse para mejorar el acceso a la educación, la atención de salud mental y mucho más. Me motiva trabajar para asegurarme de que esa tecnología ayude a reducir las terribles desigualdades que vemos en todo el mundo. Siempre he creído firmemente en el poder de la innovación para que todos los niños y niñas dispongan de las mismas oportunidades de sobrevivir y prosperar. Y la IA no es una excepción”.

Estimado lector, quiero agradecerte por haberme acompañado a lo largo de este año que termina. Vivimos tiempos emocionantes y confusos a la vez, en los que juntos debemos emprender la tarea de construir un mejor futuro.

Ese sueño y esa tarea se materializan en el Centro de Innovación y Tecnología Creativa BLOQUE, que el próximo año será un activo fundamental para que Querétaro siga innovando y siga progresando, en beneficio de quienes amamos vivir aquí.

Que pases felices fiestas y un 2024 pleno en innovación y realizaciones generosas.

Google News