Estimado lector, en esta ocasión quiero compartir contigo avances que existen en diversas latitudes del mundo sobre la regulación de la Inteligencia Artificial (IA); ¿qué están haciendo en otros países?, ¿qué elementos están considerando?, ¿cómo nos encontramos con relación a ellos?

Vale la pena echarle un vistazo a la investigación publicada, hace apenas unas semanas, por la Facultad de Derecho y el IALab de la Universidad de Buenos Aires, “Propuestas de regulación y recomendaciones de inteligencia artificial en el mundo”, misma que recopila los esfuerzos que están haciendo en la Unión Europea, China, Chile y Argentina para lograr una regulación “en pro del bien del común”.

La investigación ubica a la Unión Europea a la vanguardia, pues si bien sigue en discusión en el parlamento la aprobación del “Reglamento por el que se establecen Normas Armonizadas en materia de Inteligencia Artificial”, son quienes han considerado de forma puntual sanciones a prácticas de Inteligencia Artificial prohibidas; como la alteración del comportamiento de una persona; la venta, el servicio o uso de sistemas de IA por parte de las autoridades para evaluar la fiabilidad de personas; el uso de sistemas de identificación biométrica en tiempo real -en espacios de acceso público para la aplicación de la ley-.

Los esfuerzos regulatorios en Chile, Brasil y Argentina esbozan un enfoque similar al realizado por la Unión Europea; los argentinos consideran, dentro de su regulación, principios éticos de la IA incluidos en recomendaciones de la UNESCO y de la OCDE.

China es quien presenta una diferencia considerable. Su propuesta, que entró en vigor el pasado 15 de agosto del 2023, está encaminada a establecer reglas en la cadena de valor; considera cuestiones políticas, ética comercial, transparencia, combate a la discriminación, obligaciones de los proveedores y derechos de los usuarios.

El resultado de esta investigación es muy amplio. Nos permite identificar, entre otras cosas, la necesidad que tenemos en México de establecer reglas para el uso adecuado de esta tecnología; maximizar sus beneficios y minimizar -contener- sus riesgos.

Afortunadamente ya existen iniciativas de Ley presentadas en el Congreso de la Unión de nuestro país, dirigidas precisamente a contar con un marco normativo que permita establecer los derechos y obligaciones para quienes desarrollan y hacen uso de la Inteligencia Artificial en los diversos sectores; esfuerzos que habrán de prosperar.

A nivel global, ya nos encontramos en el umbral del nacimiento de la primera norma vinculante, regulatoria de la Inteligencia Artificial, de amplio alcance. Llegó la hora de tomar posiciones; ¡hagámoslo!

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