El proyecto neoliberal surge como respuesta al avance de las luchas progresistas en el mundo, la forma de contenerlas fue a partir de dos momentos, a saber: 1) la construcción del pensamiento neoliberal, el cual se planteó verter en el mundo una nueva filosofía de la dominación, y 2) promover la “globalización económica” fincada en el mercado y en el individualismo posesivo. Esta idea y movimiento arribó a la esfera académica para legitimar el llamado “pensamiento conservador” orientado hacia la privatización de instituciones y/o la extinción de organizaciones no útiles al proyecto dominante.
En consecuencia, para ese efecto, desde finales de los años 70 n y principios de la década de los 80, la vieja derecha cambió de identidad al autonombrarse como una “nueva derecha” capaz de reconocer todas las fallas incurridas en el pasado. Este movimiento liquidó a la Unión Soviética, el símbolo de este fenómeno fue el derrumbe del muro de Berlín. Así pues, detonaba, según la nueva derecha, la era de la “nueva civilización” y el fin del socialismo/comunismo.
En su momento, la ofensiva neoliberal inició la deconstrucción de las instituciones del pasado entre las que se encontraban los partidos políticos, se decía de estos que se habían separado de la sociedad, extraviados en su identidad y dominados por burocracias corruptas incapaces de entender el nuevo espíritu del tiempo.
Vale decir, el debilitamiento de los partidos políticos no obedece a la causa de las izquierdas sino es la nueva derecha neoliberal quien los tiene como sus aliados, en el caso de México destacan los ejemplos del PRI y del PAN hoy día en estado terminal mientras que, por el lado de la izquierda, el PRD pagó caras las consecuencias de neoliberalizarse y falleció.
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) comprendió la coyuntura política y creó el Movimiento de Regeneración Nacional hasta conformar el partido Morena. A la vista están los hechos.
En ese escenario de vicisitudes y calamidades deambulan los viejos partidos sin un cerebro que los guíe, perdieron la oportunidad de refundarse y sus dirigencias no quisieron preparase para el nuevo rumbo del mundo y cayeron en la política de la resignación. Lo peor, hoy día, y para desgracia de los partidos de antaño, la marcha del mudo se orientó hacia la desglobalización económica dando paso al resurgimiento del nacionalismo.
Morena es el beneficiario de la ocasión mundial. Además, el acaecimiento explica el llamado “chapulineo” de individuos saltando de un partido a otro intentando ser candidatos a puestos de elección popular haciendo de la política una vacua especulación.
Es decir, ni siquiera se orientan por un código de ética, prevalece el inmisericorde oportunismo y sin escrúpulos. La ignorancia de los valores de la política la ha convertido a ésta en un campo de batalla de dimes y diretes sin el mínimo uso del pensamiento para encontrar los argumentos.
Sin embargo, a corriente, son tiempos para nuevas formas de organización política y nuevos liderazgos. Así las cosas…