Hoy día la sociedad mexicana ya está inscrita en la sociedad digital dejando atrás, paulatinamente, a la sociedad del hartazgo y cansancio, sin embargo, en este contexto, los medios de masas son interpelados para ajustar sus editoriales de acuerdo a la oferta de nuevas oportunidades en el mundo actual. Desde luego, los medios de masas en su legítima actividad informativa de búsqueda de la “verdad”, consigna máxima del periodismo, están contaminados por una posición política e ideológica. Esto no es de ninguna manera censurable ya que desde la organización de la sociedad en clases sociales siempre ha sido así.

Es relevante discurrir lo siguiente. Max Weber (1864-1920) definió a la política como la aspiración a participar en el poder o a influir en la distribución del poder. En consecuencia, el poder es la capacidad de que una cosa se haga como un individuo, institución o corporación quiere o desea. Es un acto de dominación. El poder, por su parte, es un medio para conseguir otros fines (idealistas o egoístas) o, en su defecto, se busca el poder por el poder para gozar del sentimiento de prestigio que él confiere, así lo afirma Weber (El político y el científico, Alianza editorial, 2012, p.81-176). Por lo citado, se concluye que la información es poder y los medios de masas son fuente de poder de aquí la importancia de los códigos de ética.

En particular, en la sección de opinión, en diversas plataformas digitales, los comentaristas han incurridos en excesos al utilizar juicios de valor más que ideas científicas, filosóficas, o por lo menos un sensato sentido común; la intención es lastimar al alter. No se respeta la objetividad al mistificar la realidad y se olvida que los medios de masas se deben a la sociedad, su misión es contribuir a reducir la complejidad de riesgos y conflictos de la sociedad misma y tal parece que el afán es, al con contrario, estimular la violencia contra los personajes políticos. Las plataformas digitales no deben convertirse en fábricas de manipulación al contrario deben promover la verdad en base a evidencias para abrir más la conciencia política de los ciudadanos. Sólo así la lucha política arribará al nivel de las ideas y no a estancarse en las fake news.

Son tiempos de cambio y se necesitan medios convencionales con integrantes que respeten la verdad y la palabra, comprender la cultura digital y abandonar la ira en la palabra escrita o la palabra verbal. Si los medios y plataformas alteran su naturaleza para ubicarse en el lugar que le corresponde en la sociedad mexicana del futuro. La vieja guardia del periodismo está en proceso de extinción tanto por la forma de hacer periodismo como por edad. El cambio generacional está en marcha.

A la par de lo anterior, el cambio generacional de la clase política es imprescindible. El político da la cara ante la sociedad de las decisiones que toma, mientras otras personalidades como los empresarios, comerciantes y profesionistas entre muchos otros no lo hacen. La nueva juventud política debe ser capaz de entender lo que pasa en el mundo, conocer la esencia de las calamidades que padece México, poseer imaginación y detonar la creatividad. Además, como denominador común poseer una formación sólida ya no es posible la espontaneidad. Sólo así las nuevas generaciones edificarán un nuevo país con capacidad de ejercer el juicio crítico y no los juicios de valor.

Académico-Investigador especializado en Ciencias Sociales. Director Fundador de CETESPO.

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