Se ha iniciado un proceso de transición política en el estado de Querétaro. Todo organismo social y político vivo nace, se desarrolla y perece. En este contexto, se encuentra el Partido Acción Nacional (PAN) que ha gobernado el estado desde 1997 salvo con una alternancia, la del priísta José Calzada Rovirosa (2009-2015).

El panismo queretano ya está a punto de cumplir su ciclo histórico. Sus calamidades y dolores corpóreos están a la vista en el entorno social y político. En una especie de caminata sorda y en sigilo, militantes y simpatizantes del panismo han emprendido la marcha hacia el partido político Morena. Las razones son diversas; a saber: el blanquiazul como partido y como gobierno no ve a los ciudadanos como seres humanos con derechos y obligaciones. Exclusivamente, los ha mirado como consumidores en un mercado electoral. Un voto tiene un precio.

De esa forma, el partido en cuestión configuró su estructura de acción tan solo abrigada por el pragmatismo, es decir, sinónimo de pensar por los ciudadanos y no escuchar la opinión de estos, los cuales padecen las vicisitudes del día a día. El murmullo y el permanecer callados ha sido el distintivo de la cotidianeidad.

Asimismo, el PAN perdió la oportunidad de funcionar como partido político y tan solo redujo su identidad a una corporación económica y financiera donde sus militantes y simpatizantes han sido, hasta ahora, particularmente “clientes” de intereses específicos a partir de un sistema gremial totalmente funcional a la organización. El resultado ha sido contar con habitantes despolitizados en ausencia de una vigorosa cultura política capaz de ayudar al gobierno en turno a generar un proyecto político emanado de la consulta popular y de acuerdo con una ideología política. Esto es el objeto de la democracia y no del comunismo. Precisémoslo para evitar confusiones o juicios de valor ociosos.

A contracorriente, el blanquiazul enfrenta hechos políticos adversos, no solo nacionales sino, también, globales. Por un lado, en México, los fenómenos de: 1) Morena, quien gobierna 22 estados de la república y continúa como un tsunami difícil de contener. 2) El presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador goza de un considerable posicionamiento entre los ciudadanos de más del 50% en el estado de Querétaro según las casas encuestadoras más serias. Así fue en el año 2018 y continúa en el 2024. Y, por último, Claudia Sheinbaum, la candidata oficial de Morena a la Presidencia de la República se mantiene con una amplia popularidad de cara a las elecciones políticas pronto a iniciar. Además, ya se observan nuevos liderazgos de oposición al PAN capaces de construir una nueva intelectualidad queretana que genere ideas para el debate, con proyectos sociales, políticos y cercanía a los ciudadanos.

En el escenario internacional, la doctrina neoliberal en la cual el PAN se apoyó está agotada muy a pesar del triunfo presidencial reciente de Javier Milei en Argentina. La desglobalización económica y financiera se intensificó con la pandemia. Estos acontecimientos favorecieron al régimen político mexicano.

Para el blanquiazul queda una solitaria pregunta: ¿Qué hacer?

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