El saludo. Querida “República”: estos últimos días el ánimo de “La Cosa Pública” se percibe enrarecido debido al vaivén de señalamientos, “réplicas y contrarréplicas políticas” que hemos atestiguado.
El mensaje. Indudablemente vivimos un cambio de época en el que el creciente desprestigio de la política y de sus instituciones ha generado grandes vacíos en el ánimo de la gente; “enormes espacios” que han sido acaparados por las nuevas tecnologías y sus modelos de comunicación.
Bajo este paradigma, los políticos han reorientado sus batallas a un corto y triste objetivo: ganar el ánimo de la gente en el ciberespacio, convirtiéndolo en su principal tribuna y en la “caja de resonancia” de sus réplicas y contrarréplicas.
El ejemplo más acabado de los últimos días lo protagonizaron la presidenta Sheinbaum y el expresidente Zedillo, quien planteó la destrucción de la democracia mexicana bajo el régimen “obradorista”; vía “la desaparición del poder judicial profesional e independiente y su sustitución por uno al servicio del Ejecutivo y su partido, mediante una farsa de elecciones”.
La presidenta, en lugar de responder a los argumentos planteados, optó por desprestigiar a su interlocutor; desviando la atención hacia el Fobaproa y recurriendo al discurso demagógico -propagandístico- de su antecesor.
Lo hizo, señalando a Zedillo como principal responsable del “robo al pueblo de México”; lo hizo, omitiendo que la familia de su principal asesora empresarial, Altagracia Gómez, se benefició enormemente de dicho rescate bancario; que personajes como Alfonso Romo, Patricia Armendáriz, Arturo Saldívar y muchos implicados más de la clase política, hoy forman parte de las filas morenistas; omitiendo, por supuesto, que Juan Ramón de la Fuente y Esteban Moctezuma –“exzedillistas”- forman parte de su gabinete.
En su réplica, compartida en una carta, el expresidente Zedillo reafirmó su denuncia contra la reforma judicial y acusó a Sheinbaum de responder con “falsedades y calumnias” en lugar de argumentos.
¿Por qué Zedillo decidió romper su “silencio voluntario” justo ahora?, ¿cuáles son sus motivaciones reales?, ¿qué gana Sheinbaum al “revivir” el Fobaproa?, ¿tomará Zedillo el lugar de Calderón como el villano favorito del oficialismo?, ¿qué hay detrás de estas réplicas?, ¿de dónde desvían nuestra atención?
Seguramente llegarán nuevas “clases” sobre el Fobaproa por las mañanas, con más “fugas al pasado” y con un presente que no se discute, que no se dialoga, que no se acuerda y menos se arregla… perdemos todos.
La despedida. Querida “R.”: los silencios que se rompen, al igual que los silencios que se prolongan en demasía, tienen costos significativos. Elige bien tus silencios, ejerce tus réplicas y, también, exige cuentas a quienes tienen el poder o buscan tenerlo; ambos elementos son esenciales para elevar el debate y enderezar el rumbo de “La Cosa Pública”.
La firma. Tu amigo: “El Discursero”.
P.D. En espera de una próxima carta, deshazte del sobre amarillo.