El saludo. Querida “R.”: por medianía entendemos ese término medio ubicado entre dos extremos, como bien pudieran serlo la opulencia y la pobreza. La “justa medianía”, hoy tan de moda en “La Cosa Pública”, refiere al principio juarista promovido hace más de un siglo que aludía al estilo de vida sobrio, alejado de excesos, privilegios y lujos, que deben observar los servidos públicos.

Más allá de remembranzas, principios y significados, lo cierto es que la moderación hoy brilla por su ausencia.

El mensaje

En política, la realidad es la que “rompe a hablar”; pero también es cierto que los símbolos y las palabras pesan, y mucho.

¿Por qué los derroches y la ostentación de la clase política logran distraer la conversación pública de los graves problemas que enfrentamos como país? Se debe, en buena medida, a que lo que está en juego va más allá de la inocencia o culpabilidad de unos y otros; lo que está en juego es la narrativa, el dominio de la percepción y los símbolos de control del poder político.

El marco sobre el que la entonces candidata, y hoy presidenta Sheinbaum, construyó su proyecto fue el de la continuidad ideológica. Y dentro de los principios juaristas supuestamente elevados a principios éticos por su antecesor, destaca uno en particular: la llamada “austeridad republicana”, que desde entonces se convirtió en estandarte de la autodenominada “cuarta transformación” y cuyo “culmen” el propio López Obrador sintetizó en una frase: “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”.

La experiencia reciente –y viralizada- retrata una historia diferente en el modo de vida de varios oficialistas. Adán Augusto, Ricardo Monreal, Andy López, Pedro Haces, Cuauhtémoc Blanco, Layda Sansores, Mario Delgado, Sergio Gutiérrez Luna, “Dato Protegido”, y un largo etcétera, integran un catálogo de propiedades no declaradas, opulencia, derroche, excesos y lujos de dudosa procedencia.

Su defensa, mayormente conformada por argumentos falaces (“peras con manzanas”) se agota a la par de su discurso.

Tan es así, que el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, el mismo que siendo opositor decía que por “austeridad republicana” los servidores públicos debían de renunciar a su seguro médico privado y a su “sobresueldo” -señalando doble moral e hipocresía-, hoy afirma que la ‘justa medianía’ está relacionada con el ingreso de cada persona” y que “nadie está obligado a la austeridad personal”.

Y fue más allá: “tendríamos caserones”, dijo al desestimar la afirmación de “El Mayo” sobre los sobornos que dio a funcionarios mexicanos. Caserones que tienen y que brotaron, como flores entre grietas, con su arribo al poder.

Recuerda: el problema no es que tengan, sino que se enriquezcan con recursos públicos; que roben y engañen a la gente, perpetuando la corrupción y la impunidad.

La despedida

Querida “R.”: mantente atenta a los símbolos y recuerda que solo en el equilibrio, se encuentra la virtud.

La firma

Tu amigo: “El Discursero”.

P.D. En espera de una próxima carta, deshazte del sobre amarillo.

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